La madre Luna era una Diosa que le encantaba ver a sus hijos sufrir en una inmensa agonía.
Y yo era uno de esos hijos, eso es lo más triste.
A toda mi familia les gustaba la historia de cómo TaeHyung y yo nos conocimos dos veces. Bueno, yo lo conocí dos veces; y es momento de que su servidor narre por centésima vez nuestra bellísima historia de amor a primera vista.
Todo comenzó en un restaurante de Kimchi, y sí literalmente el nombre era ese "Restaurante De Kimchi" nada creativos a decir verdad.
Ese día había salido temprano de trabajar, en ese tiempo me dedicaba a tocar el piano en algunos restaurantes, algo así como la música de acompañamiento a la hora de comer, cosas que sólo la gente fina hace; cuestión, había salido temprano y después de unas horas de trabajo yo también tenía hambre por lo que me fui al restaurante más cercano a mi casa para comprar una orden de kimchi y poder llevársela a mi familia.
En ese entonces que me sentaba para poder esperar mientras bebía un refresco para no parecer tan pobre, un sujeto alto, piel canela y cabello rubio apareció en mi campo de visión, no sabía cómo decirlo pero desde el momento en que entró al lugar mis ojos no se despegaron de él.
Tal vez porque el tipo iba con un traje, a plena luz del día, a un lugar de clase "media" donde la mitad de las personas que comían ahí traían sandalias. Ese sujeto rubio humilló a todos en el lugar con su sola presencia, hasta el mismo gerente se había sentido abofeteado por tanta elegancia en una sola persona. Podía asegurar que sí el güerito vistiera una bolsa de basura se seguiría viendo bien el condenado.
Inclusive tuve que darme una mirada, llevaba una camisa blanca y un pantalón que tenía más hoyos que el techo de mi casa, junto con unas converse blancas o se suponía que eran blancas. Me veía del asco comparado con ese Alfa trajeado, ¿Quién iba a comer Kimchi así de elegante?
Deduje que el sujeto tal vez tenía una cita y quería lucirse con el Omega que vería, sería lo más certero, lo vi sentarse en una esquina, bastante alejado de mí, leía la carta con unas gafas que en ningún momento vi que sacara, pero si el sujeto de por sí se veía espléndido, con lentes era otra cosa.
Más espléndido.
Fue ahí cuando reaccioné, sabía que no tenía nada de malo halagar a otro de mi jerarquía, SeokJin lo hace todo el tiempo, pero supe que aquello era diferente cuando los halagos comenzaron a transformarse en otra cosa, cuando comencé a fijarme más allá de la elegante ropa.
¿Cómo podía tener brazos tan gruesos y delgados a la vez? O sea, eso no era posible, como si en un ángulo viese sus brazos tan delgados como los míos, y al siguiente los viese tan gruesos como mi cabeza.
Es que yo no entendía, pude dejarlo así, pude simplemente ignorar su presencia como todos los demás habían hecho después de su entrada, pero no, algo me insistía en pegar mi trasero a la silla, pedir otro refresco para seguir viendo a ese sujeto rubio que parecía tener ojos de tonalidad verdosa.
Que lindos le saldrían sus hijos a ese ojete.
De repente me sentí feo, era castaño casi tirando a cobrizo, con ojos más obscuros que el sótano de mi casa, tenía algunas pecas en mi rostro, más especifico en la parte de mis mejillas y nariz, no parecía haber nada llamativo en mí más allá de la hemoglobina baja.
Sí, tal vez ese no era un dato que alguien pediría al coquetear.
"¿Oye y cómo está tu hemoglobina?"
"La tengo baja"
"Oh por Dios que sexy"
No, simplemente no.
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La GRANDIOSA Familia Min
FanfictionYoonGi amaba y adoraba a su grandiosa, extensa y súper normal familia. Pero existían días en los que a esos ojetes les encantaba sacarlo de sus casillas. Todo el mundo conocían las estupideces que acontecían a su amorosa familia. Oh, que estrés era...