YoonGi amaba y adoraba a su grandiosa, extensa y súper normal familia.
Pero existían días en los que a esos ojetes les encantaba sacarlo de sus casillas.
Todo el mundo conocían las estupideces que acontecían a su amorosa familia.
Oh, que estrés era...
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Tal vez todo comenzaba a pintar mucho mejor.
El universo finalmente veía el potencial que la familia tenía y se estaba inclinando a su favor. O eso es lo que YoonGi quería creer... Algo en su interior le decía eso.
En uno de los turnos nocturnos en los que el cobrizo debía quedarse a limpiar las mesas hasta muy noche, llegó un último cliente el cual iba demasiado elegante para el lugar al que iba, eso le pareció extraño en un principio pero no dijo nada.
Además de que había reconocido a la persona, no era la primera vez que iba al club, solamente que en esa ocasión tuvo mayor tiempo para visualizarlo correctamente.
Y persona bien vestida casi siempre era sinónimo de persona con dinero y si tenía dinero, YoonGi debía tratarlo muy bien si quería llevarse una buena propina. Pero lejos de todos los pronósticos aquel sujeto que identificó como Omega (aunque su aroma era algo diferente de deducir, como si fuese una extraña combinación de muchos aromas) puso su atención en él.
En primer lugar pensó que aquel chico quería coquetar, cosa que asustó al cobrizo y se rehusó a atenderle, pero era el único ahí además del dueño y algunos cocineros. YoonGi ya estaba listo para decir "No" si le llegaba a pedir su número o algo por el estilo, pero el Omega simplemente le sonrió...
Fue como esas sonrisas que su padre suele darle, se sintió extraño.
— Voy a tomar solamente un americano frío. —YoonGi asintió sin siquiera anotarlo, giró su cuerpo para hacerle una seña a uno de los cocineros.
— Por supuesto, señor, estará listo en unos minutos.
Se dirigía a terminar de acomodar las últimas mesas, pero la voz del sujeto desconocido lo detuvo y en esa ocasión lo dejó helado.
— YoonGi...
¿Cómo sabía su nombre? ¿Era alguna clase de acosador? ¿Algún enviado de los señores Kim? ¿Le debía dinero o le había hecho algo?
— ¿Disculpe? ¿Usted cómo sabe mi nombre? —Inclusive el propio sujeto se vio sorprendido, al parecer no era su intención decir su nombre. Y eso puso más nervioso al Alfa.
— Lo siento... Yo... He venido aquí seguido y he escuchado tu nombre, sueles tocar los miércoles y viernes.
Sí.
El chico era un acosador.
Llamaría a la policía.
— Tienes una habilidad maravillosa, además de que tu voz es preciosa al cantar.
La ceja del Gravidam se levantó aún sin confiar en el sujeto, vio cómo metía la mano a su saco y rápidamente YoonGi lo apuntó con la pluma que tenía en sus manos, ahora fue turno del Omega desconocido en demostrar confusión.
— No intente nada raro, o convertiré este lapicero en un arma.
Aquello le pareció gracioso, lo escuchó reírse mientras negaba con la cabeza, su mano finalmente salió de su saco dejando sobre la mesa lo que había buscado, era una pequeña tarjeta de presentación, YoonGi bajó la pluma y observó desde su lugar ducha tarjeta.
