YoonGi amaba y adoraba a su grandiosa, extensa y súper normal familia.
Pero existían días en los que a esos ojetes les encantaba sacarlo de sus casillas.
Todo el mundo conocían las estupideces que acontecían a su amorosa familia.
Oh, que estrés era...
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Desde que tenían memoria, habían nacido en una cuna rodeada de lujos, ayudantes que les servían incluso cuando ellos no sabían ni ponerse de pie.
Pero a pesar de todas esas comodidades y atenciones, faltaba algo.
Sus padres.
TaeYeon es la primogénita de ese matrimonio, una cachorra sana y preciosa, pero su madre apenas la tuvo en brazos unos minutos, para pasar a dejarla en la cuna y al cuidado de una nodriza, durante su semana de incapacitación rara vez la cargaba, ni siquiera le daba de mamar, mucho menos cambiarla.
Después de esa semana, regresó al trabajo en la empresa.
De su padre... Bueno, de vez en cuando pasaba a verla a su habitación, un enorme, vacío y frío cuarto para una bebé recién nacida.
Para un bebé humano normal, aquel ambiente hubiese sido suficiente para morir, pero si ella había sobrevivido, era porque estaba destinada a algo más, a ser una Alfa fuerte y convertirse en una figura y soporte para sus futuros hermanos menores.
Sus tres años como hija única no los recuerda, tal vez la única vaga memoria era de ella jugando en aquellos juegos que el jardín de niños tenía, pero estaba sola, columpiándose con suavidad. Cuando ella ya supo sentarse y comer por cuenta propia, empezó a estar sola en el comedor, acompañada de su nana o algunos ayudantes, cuando estaban sus padres no había gran diferencia, estos se mantenían en silencio y sólo hablaban para corregirle ciertos actos que estaban mal a la hora de agarrar utensilios.
Sus recuerdos comenzaban desde el instante en el que TaeMin nació, para los encargados de la casa fue como ver la situación repetirse, un recién nacido abandonado en una enorme y fría habitación, pero en esa ocasión sería diferente, pues TaeYeon cada que estaba en casa se la pasaba en ese cuarto, saludaba, jugaba y hablaba con el pequeño, por las noches solía escabullirse de su habitación, jalando una manta y su peluche dispuesta a acostarse en la cuna de su hermanito.
Era descubierta antes de que amaneciera, siendo llevada por su nana de vuelta a su habitación. A la hora de comer lo hacía con su hermano excepto las veces que sus padres estaban, una vez lo hizo y fue regañada.
Nana y ayudantes cubrieron las acciones de la heredera, veían mayor felicidad en su rostro desde que TaeMin había nacido, por lo que no le dijeron nada a los señores Kim.
TaeMin tampoco recordaba mucho de sus tres años como último hijo, pero lo poco que tenía guardado, eran momentos con su noona. Recordaba jugar con ella en el jardín, comían juntos en el amplio comedor, dormían juntos y eran regañados juntos, pues cuando querían castigar a TaeMin, TaeYeon salía a su defensa.
La presentación aromática de la primogénita se adelantó a lo planeado, su aroma determinaba ahora a una futura Alfa, heredera de la marca de ropa Kim, desde ese instante los tratos para con ella cambiaron, su madre y padre empezaron a prestarle mayor atención, la separaron de su hermano para iniciar a inculcarle las enseñanzas necesarias para cuando tome el puesto como presidenta.