—A pesar de sus conductas no ejemplares y sus métodos pocos ortodoxos, la universidad los reconoce como sus mejores elementos en años. Su promedio de excelencia y gran colaboración hizo que el director moviera palancas para poder pasarlos a otro grado o grados, dependiendo del resultado del proyecto que se les va a asignar. Sus padres estuvieron de acuerdo.
Bufé discretamente. No estaba prestando mucha atención al maestro porque tenía que estar alejando la mano de Nadir que se escurría por mis piernas, en los bolsillos de mi pantalón en busca del teléfono.
Brinque cuando sus dedos rozaron mi muslo interno. Pellizque de inmediato su mano y lo pise. Allí no había ningún bolso.
—Me niego a hacer un proyecto junto a él.
Hablé más segura que nunca. Nadir me contradijo de inmediato.
—Ella no sabe lo que dice, estamos muy interesados.
—Eso es genial, les explicaré de qué trata y necesitaré que firmen estos contratos — el profesor puso frente a nosotros dos carpetas. Nadir tomó la suya, yo me crucé de brazos.
—Tengo opinión y criterio propios, gracias y dije que no.
—Es una lástima porque el proyecto dice explícitamente que deben estar ambos en el. Léealo y me da una respuesta, eso es lo que haría alguien profesional.
—Lo bueno es que no soy alguien profesional — resonge, tomando la carpeta para leerla. Eso y además no me interesa el proyecto, pero me encanta el chisme y quiero saber en qué lío me quieren meter.
[...Los integrantes del proyecto tienen 75 días para elaborar un reporte que explique la función actual de los principios de psicoanálisis de Sigmund Freud.
La teoría será aplicada entre compañeros.
El propósito es poner en práctica la técnica de investigación en una práctica terapéutica. El objetivo a largo alcance es que los alumnos logren aplicarla como un tratamiento actual y profundo para propia introspección... ]
—Somos sus conejillos de indias — Nadir aventó la carpeta al escritorio.
Brinque en mi lugar por el inesperado golpe que resonó en mis oídos. Su voz me causó escalofríos y su mirada helada me dejó sin habla. ¿A este Nadir es al que tanto se temía?
—No, está técnica es una avalada desde hace tiempo —el profesor tomó la carpeta que Nadir aventó, lo abrió en la última parte y le pasó una pluma que mi compañero rechazo, pero el maestro no desistió y lo miró intensamente.
—Lo que queremos lograr es que el índice de problemas emocionales desciendan entre el alumnado, utilizando un método que ellos mismos pueden utilizar entre ellos y lograr el éxito académico. Ambos son excelentes modelos para ello.
—Eso es asumir que tenemos problemas y queremos resolverlos — añadí.
—Sus padres están de acuerdo — contestó con voz calmada, dándome una respuesta clara.
Yo sabía a qué se refería. Él y el director sabían de mis conflictos emocionales, de mis tratamientos y le daban seguimiento a mi caso, por nada el director era mi terapeuta.
Sin embargo...
—El psicoanálisis no se considera efectivo en el tratamiento de trastornos psicológicos — Nadir revolvió sus cabellos. Estaba claramente nervioso.
—Eso creemos que es debido a la ética sugerida entre psicoanalista y paciente. Claramente van a utilizar la técnica pero no la profesión. Ustedes deciden qué acciones tienen que tomar para ayudarse uno al otro.
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Por Una Jalada
Teen FictionAnalina, es una chica a la que le encanta jugar a verdad o retos. Sin secretos, no tenía nada que perder y disfrutaba la adrenalina con cada reto, hasta que un día es retada a meterse a la casa de cualquier chico de la universidad, por rifa, tocó el...