Duro. Duro. Duro. Más duro. Nadir está como una roca.
Por más que lo empujo no puedo apartarlo. Cerré los ojos. No quiero verlo. Maldición.
-¿Tan despreciable soy que no me puedes ver?
-¡No! - abrí los ojos y sus orbes ámbar me cegaron como si el mismo sol me estuviera dando de frente - ¡Si! ¡Lo eres!
Eres despreciablemente guapo.
-¡Cambiate el rostro y hablaremos!
-¡¿Qué?! ¡No me voy a cambiar el rostro por alguien como tú! - gritó con desagrado, casi puedo jurar que con desprecio.
Mi corazón se detuvo y caí de las nubes. Por alguien como yo... Puto. Alce mi pierna y golpee sus bolas.
Analina, ¿Qué mierda estabas pensando? Estar enamorada de un tonto chico culo abierto, vaya idiotez. Desde el principio hemos estado como el perro y el gato, como el agua y el aceite, como el puto dildo que se le atoro a Nadir en su culo. Incompatibles. Así de fácil.
No puedo esperar andar con él. Me gusta, vaya que si. Con un carajo, sería capaz de darle con el arnés que Ale me enseñó en su tienda si Nadir me lo pidiera, pero eso no va a suceder. Además... A él parece gustarle Alejandro.
Tonta, mil veces tonta. Lina.
Viendo a Nadir quejarse, espere que se cayera a mi lado retorciéndose del dolor, pero no se movió. Se mantuvo imposible y con rostro de dolor.
Genial, ahora lo hice inmune a los golpes bajos. Bolas de acero.
-¡Déjame ir! ¡Alguien como yo no merece que gastes tu valioso tiempo! ¡Vete a masturbar o yo que sé, solo déjame tranquila!
Silencio. Nadir soltó el aire en su pecho que había estado conteniendo para disimular el dolor y respiró profundo.
-¿Quieres estar tranquila? Yo también y estando a tu lado no lo conseguiré jamás. Pero... - guardó silencio y desvío nervioso su mirada incontables veces.
-¿Pero? - dije seriamente, pero dentro me moría de risa. Hace un momento yo esquivaba la mirada ahora es él. ¿Qué sigue después? ¿Que él me salve de un dildo atorado? ¿Qué el me robe la ropa interior?
-Tenemos que hacer el proyecto y no tenemos nada.
Alce las cejas. Bien. Sé que no se lo he dicho pero pensé que ya se había dado cuenta; este maldito experimento puede irse a la mierda e importarme menos. Yo me vi arrastrada en esto, quise ayudarlo, pero creo que ya no es necesario.
-Me...
Me colocó su dedo en mi boca par callarme. Trague duro aguantando las ganas de lamer su dedo y meterlo en mi boca, en mi...
-Y también somos amigos.
Me interrumpió mis pensamientos pervertidos y me hizo sentirme automáticamente mal. ¿Esto podía considerarse acoso mental en tercer grado con tentativa a pecar?
-¿Amigos? Si bien recuerdo te dije que somos amigos esa vez en la tienda de Ale y me rechazaste olímpicamente.
Una yo amarrada a la cama y él enojado llegaron a mi memoria. Él también se acordó, su rostro avergonzado lo demostró aunque también parecía arrepentido.
—No cuenta, me tenías enojado — se excuso.
—¡Yo no hice nada para que te enojaras! ¡Sólo te seguí borracha, acose a tu amigo, iba a ayudarte a declararte a Ale y tú me amarraste y casi me metes una berenjena vibradora!... Estamos a mano.
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Por Una Jalada
Teen FictionAnalina, es una chica a la que le encanta jugar a verdad o retos. Sin secretos, no tenía nada que perder y disfrutaba la adrenalina con cada reto, hasta que un día es retada a meterse a la casa de cualquier chico de la universidad, por rifa, tocó el...