Capítulo 25 parte 2 +21

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Advertencia capítulo +21
NO leer si eres menor de esta edad. Si lo haces es bajo tu responsabilidad.
El siguiente episodio puede contener escenas sexuales, groserías y cosas no aptas para menores de edad.

No me hago responsable por posible gritos que pueda ocasionar este capítulo.

Se recomienda leer a solas, en una habitación o en el baño para que no les avienten una chacla por loca.

Sin más, disfruten


Le besé apasionadamente en la boca. Metí mi lengua hasta encontrarme con la suya. Succioné suavemente y con delicadeza sus labios con los míos. Y me puse encima de él para impedirle huir de aquella situación. 

Yo estaba desatada. No podía esperar ni un segundo más. Mi cuerpo me pedía perderme en aquel laberinto de pasiones desbordadas. Boca abajo en la cama note que estaba algo tenso, le di un pequeño masaje por los hombros. Después le besé desde la nuca y fui bajando poco a poco recorriendo con mi boca su extensa espalda, hasta llegar a su prominente trasero. Separé con mis manos las carnosas e introduje entre ellas el dildo bañado en lubricante, humedeciéndole así toda esa zona. Él, mientras, ronroneaba como un gatito, le estaba encantando mi manipulación en tan sensible área.

Me aplique algo de lubricante en mi dedo medio y lo pase en su esfínter. Metí primero mi dedo índice para que se fuera adaptando poco a poco y así no fuese desagradable para él. Cuando se acopló al mete y saca de mi dedo, procedí a introducir dos juntos y dilatarle más el ano. Mientras, Nadir, movía su culo muy gustoso al ritmo de mis acometidas. Suspire, incrédula de que esto estuviera pasando realmente, pero no me detuve a pensar. Joder, todos sabemos que eso no se meda bien.

Así que para terminar de abrirle totalmente, le metí tres de mis dedos por su apretada abertura. Yo me estaba volviendo a calentar ante tamaño espectáculo. Esto era lo más cachondo y lo más atrevido que había hecho sexualmente en toda mi vida, y me encantaba. Mi coñito volvía a humedecerse y hasta mi clítoris se había hinchado un poco más de lo normal, y todo sólo de pensar en follar yo a este escultural hombre.

Comprobé que el arnés estuviera atado firmemente a mis caderas. Sujeté con las dos manos el descomunal miembro de látex y unté bien de lubricante por todo el ancho y el largo de aquel monstruo destroza culos. Sentir mi ardiente sexo presionado por el látex y el cuero de las cintas del arnés hizo que casi me corriese, antes incluso de penetrar a mi hombre.

Acerqué lentamente la punta de la polla artificial hasta su entrada. Él en cuanto sintió el enorme plástico presionando su intacto esfínter, apretó instintivamente las nalgas. Le unas leves nalgadas para regañarlo y que se relajara, él me miró de reojo con la vista vidriosa de la pasión.

Protestó mucho cuando le metí la puntita del capullo del dildo y, sin embargo, le entró sin apenas resistencia, abriéndole completamente y dejándolo indefenso ante mis acometidas.

Fui poco a poco metiendo en su culo, centímetro a centímetro, toda la inmensidad de aquel consolador. Me sentí en la mismísima gloria, cuando por fin pudo entrar todo entero dentro de él. Nadir gemía muy fuerte y resoplaba sin parar.  Yo tenía un cosquilleo por todo mi cuerpo, y un calor abrasador en mi pecho y en mi sexo, que obnubilaba mi mente y sólo me permitía concentrarme en el acto.

Después de un buen rato, vi por la falta de tensión en su cuerpo, que ya se había acostumbrado a ser atravesado por esa estaca de látex, y que se estaba relajando gracias al masaje prostático que le estaba proporcionando el consolador. 

Por Una JaladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora