Capitulo 11

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-¡Oh, sí! ¡Pégame! ¡Duro, duro! - grité sin medida.

Mi cuerpo caliente exclamaba por más placer, mi imaginación estaba proyectando imágenes tan hardcore que mi mente las censuraba.

Nadir, encima de mí, estaba desconcertado mirando como me retorcía amarrada en la cama.

-Oye, amigo, la vas a matar. No me molesta pero esa cama es de exhibición y me gustaría mantenerla casta hasta que alguien la compre - Ale entro y se quedó pasmado al verme retorcerme sin sentido en la cama -¿Llamo una ambulancia?

-No, mejor regálame un poco del exorcizador 2000.

Ale asintió y salió para regresar con una botella azul muy bonita.

-¡Si, más alcohol! - exclamé emocionada.

-No, nena, es algo mejor que te sacará al chamuco de tu alma. Agarrala, Nadir.

Mi compañero me sujetó la cabeza y apretó mis mejillas para dejar mi boca abierta en una perfecta "O". Saque la lengua intentando lamerle el rostro, él se alejó a tiempo.

-Mujer desquiciada - mi compañero trataba de mantenerme quieta para que Ale me diera de beber esa cosa extraña, pero yo forcejeaba.

-Mis padres me han dicho que no beba cosas de desconocidos de dudosa procedencia que no conozco.

Ale se rió ante mis incoherencias, en cambio a Nadir le temblaba el ojo en un tic nervioso.

Me removí incómoda debajo de él. El chico malo era muy musculoso y pesado como para soportarlo mucho tiempo encima de mi cadera.

-Quítate, eres muy pesado.

Moví las caderas tratando de bajarlo. Arriba, abajo, arriba abajo, pero no era capaz más que de restregarme contra su cuerpo. Esto ya no me gusta, es incómodo.

-Sueltenme.

Patalee en un intento de soltarme. Una adrenalina me inundó y comencé a pelear. Logré darle un cabezazo a Nadir y una mordida a Ale. Ambos trataban de avasallarme, pero no lo lograban. La reina del forcejeo triunfará.

Ambos se alejaron unos pasos hasta mantenerse a salvo y se miraron espantados. Sus respiraciones eran agitadas y sudaban frío.

-Es una bestia salvaje - Ale se sobo la mordida en la mano derecha.

-No puedo llevármela así a casa. Necesito calmarla - Nadie observó el frasco en su mano.

-¿Viven juntos?

-Es una larga historia, Ale. Una larga y jodida historia - su rostro mostró arrepentimiento -. Danos un poco de privacidad.

Mi nuevo amigo salió por la puerta. Nadir soltó un suspiro y alzó la mirada solo para encontrarse con la mía, yo lo miraba fijamente, sin perderlo de vista.

Vine aquí queriendo resolver un misterio y ahora estoy amarrada en una cama sin saber qué hacer. Me estoy divirtiendo como nunca debo de admitirlo, y tal vez sea porque el alcohol me nubla el pensamiento.

Tengo calor y una taquicardia extrema y la intensa mirada de mi amigo no me ayudaba. Tiene unos ojos ámbar bastante reflexivos y salvajes a la vez. Es como si me viera reflejada en su pupila, pero él viera algo más.

En el salón su aspecto circunspecto y mala fama lo mantenían aislado, pero era el más inteligente. Daba miedo, sí, su mirada asusta parece que ve más al fondo, más allá que cualquiera y quiero saber que ve en mi.

-Analina, estás loca pero yo más loco por lo que voy a hacer. Solo tú consigues que pierda la cabeza y me rebaje a tu nivel.

¿Qué? ¿Me acaba de insultar? Yo hasta estaba poniéndome retórica y él provoca al duende gruñón dentro de mí.

Por Una JaladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora