—Empuja más fuerte... ¡más fuerte!
Grite mientras Nadir sujetaba mis caderas.
—¡Cállate! Alguien nos podrá oír —murmuro con tono enojado —. No sé por qué estoy haciendo esto.
—Porque te encanta el chisme —le contesté y volví a tomar impulso para entrar por la ventana de la cochera, pero mis pechos se atoraron en la rendija por donde salía la ardilla que Julián tuvo hace unos años.
—No vas a entrar, te crecieron después de que la operación —Julián se burló, mirando apoyado de un árbol mientras fumaba un cigarrillo.
—No son operadas idiota, en dado caso el que necesita una operación eres tú, pero del cerebro. Nadir, creo que me atore, ahora jala para atrás.
—A las órdenes jefa —contesto con ironía y comenzó a tirar por mis caderas en su dirección. Estire los brazos esperando salir y después de unos segundo... ¡Pum! Salí de mi atajo, cayendo de nalgas con fuerza, sin embargo, no sentí dolor.
—Mmm, auch...—Nadir se quejó debajo de mí, mi trasero en su cara amortiguaba los sonidos de dolor y de auxilio que salían de su garganta. Me quede quieta riéndome hasta que me empujó hacia el frente. Logre poner las manos a tiempo sobre el suelo para evitar caer de cara al piso, pero si cayendo de cara contra su entrepierna.
—Eres demasiado sádica mujer... aunque así te ves bien —mientras se sobaba la nariz, Nadir sonrió lascivamente. Me sonroje por el 69 que estábamos haciendo, y porque me imagine las cosas que podríamos hacer en esta posición.
—El único que disfruto mi trasero en el rostro fuiste tú.
—Y yo disfruto como están fajándose frente de mi sin ser de utilidad. Apártate.
Brayan me tomo por mi cintura, alejándome de esa incómoda posición y paso sobre Nadir para llegar a una de las ventanas traseras que daban a la cocina. Con las botas negras de casquillo rompió la ventana en mil pedazos. La imagen de él en medio de miles de fragmentos de vidrio que reflejaban la luz del sol se grabó en mi mente, su ropa oscura de mangas cortas y cadenas le daban mayor dramatismo al momento.
Cuando los vidrios dejaron de caer, Brayan nos voltio a ver y señalo mis pechos: —A ver si aquí si caben.
—Imbécil Drama Queen —lo empuje al pasar cerca de él. Pise los vidrios al entrar, el ruido y la textura era extrañamente satisfactorio. Tras de mi entraron los dos idiotas y Julián traía un bate en su mano y miraba con sus preciosos ojos heterocromáticos como entrabamos con total calma después de romper su ventana.
–Juliancito, el bate es útil para defensa a distancia, pero uno de los cuchillos que colecciona tu madres seria mejor. Mira...—tome un cuchillo largo de carnicero y lo gire en mis dedos. Brayan y Nadir retrocedieron asustados. No es como que se me vaya a zafar y... ¡auch! Cayo encima de mi dedo, quedándose parado y enterrado en mi tenis. La sangre comenzó a impregnarse en la tela oscura de mi calzado. El olor a hierro se infiltro en mi fosas nasales al mismo tiempo que mis ojos se cubrían en sombras negras.
—¡Lina! —Julián me sujeto antes de caerme, con una velocidad sorprendente me levanto y cerro mis ojos con sus manos, mientras que me acercaba un trozo de piña a la nariz.
—Estabas comiendo piña... que rico —murmure, dejándome guiar por él. Julián ya sabia de memoria que es lo que tenia que hacer en estos casos después de vivir miles de accidentes conmigo durante casi mas de una década.
—Si, sabes que es mi favorita. Voy a quitar el cuchillo para hacerte primeros auxilios —dijo y de inmediato sentí el tirón, grite con los ojos fuertemente cerrados y con una rebana de piña en la nariz. El ardor de la herida expuesta acompaño la sensación de humedad mientras la herida se expandía de nuevo.
—¿Es profunda? —escuche preguntar a Nadir con voz preocupada, se oía demasiado cerca por lo cual debe estar junto a Julián.
—No, pero hay que curar para que no le de una infección. Tú papá se va a enojar cuando vea esto, seguro deja cicatriz —comentó Julián con voz preocupada.
—Otra para mi colección —reí, quitándole importancia. Espere que todos se rieran y se relajaran, pero era un publico muy exigente.
—Cierra la boca y come piña —sentí el dulce y calador sabor de la piña en mi boca justo cuando Nadir termino de hablar con tono molesto. Mastique para no ahogarme y una torunda con alcohol remplazo el olor de la casa de bob esponja. Una venda se apretó suavemente en mis ojos. Antes de que me taparan la visión alcance a ver el rostro preocupado de Nadir. Suspire con ternura. Diablos, estoy enloqueciendo.
—Yo limpiare mientras ustedes dos inútiles hablan —la voz de Nadir sonó autoritaria y mala, gruesa como.... como la imagen de badboy que le conocemos. Sonreí imaginando su cara de matón, cuando en el fondo es más tranquilo que un oso perezoso.
—Prefiero quedarme con mi amiga —Julián me tomo de la mano. su piel y sudor frio era muestra de su nerviosismo. La apreté y me enderece para sentarme y quedar lo que creo es frente a frente a él.
—No podemos huir de los problemas, siempre hay que hablarlos. Y si no lo haces eres un puñetero idiota que no lucha por lo que quieres, y a mi me conviertes en amiga de idiota y no lo soy, así que mueve tu lindo culo, brinca sobre su verga y regresas —apreté su mano para darle apoyo moral.
Se hizo un silencio y luego soltó mi mano.
—Te hare caso, menos lo de saltar en la verga. Aunque no habira problema si tu quieres hacerlo aqui en la sala, solo limpias si ensucias. Brayan... —Julian beso mi mano como todo un caballero, amo esos pequeños gestos de cariño que tiene y eso me recordo el porque me gustaba tanto antes como hombre, una sonrisa triste se asomo por mis labios al rememorar las peleas entre Brayan y yo por obtener el amor de mi cromático amigo.
Me vi interrumpida vagando en el pasado por unos labios que se posaron sobre los míos de manera exigente, el peso de un cuerpo me lanzó hacia atrás quedando recostada en el sillón con alguien encima.
—Nadir...— gemí cuando me dio tiempo pasa un respiro. Quería preguntar porque lo hacía de repente pero volvió a besarme.
La forma gruesa de sus labios, la manera en que me envolvía su calor y su aroma me enloquecían, era increíble que con el simple hecho de su cercanía supiera que era él.
Lo aleje un poco para que dejara de besarme y hablar, no porque me disgustada, sino porque quería saber que fue esta acción tan repentina.
—¿Todo bien? —preguntó Nadir por fin dejándome respirar.
Eso es lo que yo me pregunto idiota. Suspiré. No podía hablar me había dejado sin aire.
—Oh ya sé que sucede —se alejo de mi, al no sentir su calor estire la mano inconscientemente, él la tomo y se deslizó por mi cuerpo hasta tomarme de la cintura, cargarme y sentarme en sus piernas. La oscuridad aumentaba mis demás sentidos —, quieres estar arriba. Vamos, besame.
Apreté sus hombros, de donde me había sujetado para no sentir que caigo. Maldición, su voz pidiéndome que lo bese. No entiendo porque está pasando esto pero no negaré que me excita.
Lentamente sujete su rostro y coloque mis labios contra los suyos, sus grandes manos sujetaron mi cadera acercándome a él y no dando paso a alejarme. Y era lo que menos quería ahora, quiero estar muy cerca, muy.
¡Hola!
Cómo están lindas y lindos soñadores? Espero que bien, les deseo un lindo día del trabajo explotador xd
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Por Una Jalada
Teen FictionAnalina, es una chica a la que le encanta jugar a verdad o retos. Sin secretos, no tenía nada que perder y disfrutaba la adrenalina con cada reto, hasta que un día es retada a meterse a la casa de cualquier chico de la universidad, por rifa, tocó el...