Capítulo 25 +21

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Advertencia capítulo +21
NO leer si eres menor de esta edad. Si lo haces es bajo tu responsabilidad.
El siguiente episodio puede contener escenas sexuales, groserías y cosas no aptas para menores de edad.

No me hago responsable por posible gritos que pueda ocasionar este capítulo.

Se recomienda leer a solas, en una habitación o en el baño para que no les avienten una chacla por loca.

Sin más, disfruten
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Joder.

—Perdón. De verdad te debo una jodida disculpa.

Me cubrí el rostro después de darle a Nadir un golpe en su pecho con el puño cerrado.

—¿Qué? ¿Ahora qué estás diciendo? —su rostro igual o más sonrojado que el mío demostró su confusión.

—¡No es obvio! ¡Te vi con el culo atorado, jalandotela y es horrible que invadan así tu privacidad! ¡Para otra deberías hacer algo no solo quedarte viendo! —reclamé, pasando de la vergüenza a una vergüenza enfurecida. Si tan solo hubiera dicho algo no estaríamos en esta situación.

Enfrente su mirada, su vista estaba perdida en algún punto de la habitación.

—¿No vas a hacer algo? —cruce los brazos sobre mi pecho esperando una disculpa sincera. Yo ya lo hice, lo correcto es que él lo haga.

Pero esa disculpa nunca sucedió. Pasaron unos minutos hasta que dubitativo me ofreció la mano como lo haría un perrito adiestrado ante su amo.

Alce una ceja de manera interrogativa. La tomé y la sacudí como si de un saludo cordialmente exagerado se tratara.

—Si, si mucho gusto, tú eres el peor idiota del mundo, yo soy la más estúpida del mundo. ¿Ahora qué? Ya nos conocemos, ¿No te vas a dis...?

Mis quejas fueron calladas cuando con la habilidad de un jugador, se sentó en el sillón, enredó sus piernas con las mías de modo que caí sobre él, sentada en sus piernas , sobre su cadera.

Abrí los ojos impactada cuando elevó las caderas, haciendo que sintiera algo duro rozar mi entrepierna sobre el pantalón mal colocado.

—¿Q. Qué haces? —intente reclamarle pero solo logré tartamudear, paralizadome cuando sus anchas manos tomaron mis caderas y lamió sus labios sin dejar de observar intensamente los míos.

—Haciendo algo sobre la situación —declaró y sus manos ascendieron por mi cuerpo, delineando sutilmente cada rincón hasta llegar a mi nuca y enredar sus dedos en mi cabello y, sin poder detenerlo, me fue acercando a su rostro.

Quise retroceder cuando sentí su aliento rozar la carne de mis labios, pero desistí. Inevitablemente nuestros labios se enredaron en una danza de pasión incontrolable. Cuando su lengua rozó mis labios, perdí el control de mi conciencia junto con un gemido, me ergui sobre él embarullando mis manos con desesperación en su cabellera. La gorra de policía cayo al suelo.

—Lina... —gimió mi nombre. Cómo respuesta dí un chillido de placer.  mientras le doy pequeños tirones de cabello, bajo mi pelvis puedo sentir a través de la ropa su miembro erecto lo que hace que me moje más.

Me toma de la nada entre sus brazos y puedo sentir su cuerpo caliente contra el mío, poco a poco baja sus manos a mis glúteos y me da una nalgada que hace que sienta lo húmedo que se está poniendo el vacío entre mis piernas.

Por Una JaladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora