Si nos enfocamos en los problemas estos nunca desaparecerán.
Los humanos a través de los años de los hemos desarrollado mecanismos de defensa, que nos ayudan a sobrevivir, pero nos limitan.
Si deseamos algo, ¿Qué tan bueno es perseguir ese deseo? ¿Hasta que punto debemos de dar y recibir para obtener lo que tanto anhelamos?
Mirando las luces de la ciudad por la noche, los pensamientos invaden mi cabeza. Vamos camino a la cabaña, pasamos por víveres, unas botellas de vino tinto dolce que me encanta y que son muy necesarias, y por un poco de botanas.
En mi mente escurre la felicidad de Julián y de Brayan abrazándose al reconciliarse. Dejaron atrás sus diferencias y sus armaduras, rompimos una ventana y sus defensas, pero cualquiera con un poco de sentido común hubiera dejado las cosas como estaban, porque después de los incidentes que habían pasado juntos se asume que no se hacían bien como pareja, pero ellos querían estar juntos, entonces ¿la lógica de las emociones tiene razón? ¿hasta que punto dar algo por otra persona?
—Estas muy pensativa, ¿todo bien? —Nadir bajo la ventana para que el cálido aire de la noche golpeara mi piel.
Asentí, no sabiendo si compartir o no lo que estaba pensando. Al final, opte por decirle: —Soy feliz de que Julián y Brayan se hayan reconciliado, pero ¿es lo mejor? Digo, ya no se esconderán ante los demás, ni le tomarán relevancia a su familia ni mantendrán una falsa imagen de personalidad, pero no será fácil... lo mejor... ¿lo mejor no seria darlo por terminado? No será fácil y ya no quiero que sufran.
Silencio. Finalice con calma, Nadir al volante escucho atento palabra por palabra. Me entraron los nervios y encendí la radio. Solo han pasado segundos, pero su silencio significaba que estaba pensando en lo que dije, y en estos momentos eran uno de esos en los que me siento ridícula por externar lo que siento.
Me concentré en la música, reconocí la canción, una muy linda de Daft Punk... And we will never be alone again, because it doesn't happen every day. Esa canción la usan mucho en eventos emotivos, un aro de luz, la gente que te hace bien puede causar ese efecto.
—Huir del dolor es un instinto de supervivencia, pero luchar por lo que amas es humano —dijo y se hizo silencio de nuevo.
—Eso no resuelve mi duda —abrace mis piernas, enojada y me concentre en la carretera, la ciudad ya estaba quedando atrás.
—No puedes decidir que es mejor para ellos, solamente tus amigos saben que se aman por sobre todas las cosas, sobre el dolor, y si siguen juntos aun con todo en contra, significa que ese amor lo vale. No es un error.
Deje de mirar la carretera para concentrarme en él. Recargué mi cabeza en mis piernas y me concentré en su cabello, ya le había crecido y después de lo que acaba de decir ya no me parece tan estúpido.
—¿Qué tengo monos en la cara? —frunció los labios sin despegar la vista de la carretera.
Me reí alto y lo molesté hasta que llegamos a la casa de los locos. Al llegar bajamos las compras y las acomodamos en la cocina.
—Esto es raro —dijo de repente Nadir mientras me quitaba la lata de frijoles que intentaba colocar en lo alto del estante y que no alcanzaba a llegar, para ponerlo él.
—¿Qué? Mi estatura es promedio, un metro con sesenta y seis centímetros me parece bien.
—No majareta, qué estemos acomodando las cosas que compramos en el super, después de reconciliar a una loca pareja, tener relaciones en su sofá y tener un momento reflexivo en el coche feo de Brayan.
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Por Una Jalada
Teen FictionAnalina, es una chica a la que le encanta jugar a verdad o retos. Sin secretos, no tenía nada que perder y disfrutaba la adrenalina con cada reto, hasta que un día es retada a meterse a la casa de cualquier chico de la universidad, por rifa, tocó el...