Tengo dos opciones;
1-Esperar a que se le desatore el dildo y seguir escondida.
2-Salir, ser descubierta y salvarle el culo.
Ninguna de las dos sonaba estrictamente correcta, pero la que daría más tranquilidad a mi alma y consciencia sería ayudarlo. Pero tengo que hacerlo sin ser reconocida.
Tomé un boxer limpio y con las uñas le hice dos agujeros, luego me lo coloque en el rostro, como una máscara. Esto se siente asqueroso.
Inhale fuerte y salí de mi escondite. El sonido del clóset al abrir atrajó su atención, giró a verme y sus ojos se abrieron con asombro.
-¡¿Qué?! !¿Quién eres?!
Comenzó a balbucear.
-¡Haz lanzado la batiseñal! Y por lo visto tu necesitas mucha ayuda amigo - engrose la voz y señale su trasero atascado.
Nadir se sonrojo y cubrió su entrepierna. Inconscientemente le seguí con la mirada... ¿Qué acabo de ver?
Desvié la mirada y me acerque sin ver.
-¡Aléjate, acosadora!
-¡Solo quiero ayudarte! - comencé a lloriquear -Creeme que esto no me gusta más que a ti... Y si toco algo que no debo te pido perdón de antemano.
-¡Umhh! -exclamó. Sus manos se aferraron a las sábanas cuando tante su trasero.
Vaya, las tiene duritas y suaves. Son pompis de bebé.
-Deja de manosearme - masculló. Estaba visiblemente enojado y avergonzado.
-Perdón... No puedo ver dónde toco.
Y no quiero ver. La verdad no es que me desagrade la imagen, pero me siento como una acosadora extrema.
-Ve...
Murmuró algo inteligible.
-¿Qué dijiste?
Gruñó. Vaya enojon tenemos aquí.
-Qué puedes ver para ayudarme.
Me miró a ver. Nuestros ojos se encontraron. Me cautivo sus ojos café claro, eran tan brillantes como dos ámbar preciosas.
-Qué bellos ojos tienes...
-¡¿Qué?! - se alteró.
Su grito resonó en mi cabeza.
-¿Te tienes que alterar por todo? - me queje.
Sé que la situación esta muy alejada de parecer normal, pero este chico es demasiado tsundere. Solo le dí un cumplido, y que diga que le dije ese y no que tiene lindos gluteos.
-Solo date prisa y saca eso de ahí.
-¡A sus órdenes jefe! - un poco más confiada observé la escena. El dildo anal aparentemente se había ido chueco y atascado. Nada grave, pero se veía incómodo.
Estoy nerviosa, no sé qué me espera ante esto. ¿Debería jalarlo? ¿Empujarlo y sacar? Supongo que esto tenía el mismo sistema que un chupón.
-¿Tienes lubricante?
Asintió y me extendió un botecito azulado. Lo abrí y un aroma a frambuesa entró en mis fosas nasales. Qué rico olía.
-¿Esto tiene sabor? - mi curiosidad hablo por mí.
-¿Qué mierda... ? Si no vas a ayudar voy a llamar a la policía.
Trague duro.
-No te conviene. Ambos saldremos en las noticias, tú con un dildo atorado y yo con un boxer en el rostro.
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Por Una Jalada
Teen FictionAnalina, es una chica a la que le encanta jugar a verdad o retos. Sin secretos, no tenía nada que perder y disfrutaba la adrenalina con cada reto, hasta que un día es retada a meterse a la casa de cualquier chico de la universidad, por rifa, tocó el...