Los gritos de emoción y las voces de los maestros tratando de calmar a la multitud escolar, hacían eco en mis tímpanos.
Los labios de Nadir temblaban sobre los míos, dubitativos.
Mis ojos parecían salirse de su órbita.
¿Me estaba besando para callarme? ¿Qué tipo de plan patético es este?
Sentí que mi cuerpo hervía y casi podría jurar que me salía vapor por las orejas. Estaba más que eufórica.
-¡Ya! ¡Todos a vuestros salones! - el director voceo en su altavoz, y poco a poco la multitud comenzó a dispersarse.
No. No se iban a ir sin ver el show completo.
Me aferré a los hombros de Nadir y, tomando impulso, alcé mi rodilla hasta sus partes nobles. En automático su boca se alejo de la mía y él cayó arrodillado al suelo. Todos se regresaron y el escándalo volvió a surgir.
Desde el suelo Nadir me miraba con la misma rabia que yo a él. Me alegro que sintamos lo mismo.
-No tengo nada contra ti, pero si por tu maldita actitud - señalé -. Y cómo te metiste conmigo ahora todos se van a enterar que a ti... ¡Auch!
No me dejó terminar de hablar, tomó mi pierna y me tiró al piso. Duele...
Cómo pude, me levanté y me lance a él: -¡Eres un hijo de fruta!
Caí sobre su cintura y comencé a soltar cachetadas como loca, pero todas las logró detener. De pronto, tomó mis muñecas y me volteo.
-Me gusta estár más...
-¿Arriba? -termine su frase, propiciandole otra patada en los bajos -. También tiene sus ventajas estar abajo.
Suspiré. Le di un empujón en su pecho y cayó a mi lado, retorciéndose cómo una lombriz con sal.
Iba a echar mi pelo para atrás, pero solo toque el aire, entonces recordé que ahora tenía el pelo tan corto como el de un niño.
Todo por culpa de ese chico busca problemas.
Iba a darle otra patada, pero Tina me detuvo.
-Lina, déjalo, ya tiene los huevos más que estrellados - mi amiga le dedico una mirada de lástima a Nadir, no pude evitar hacer lo mismo. Creo que sí me pase de la raya.
-Si yo fuera él, ya estaría llorando - Brayan me tocó el hombro y se acercó a nosotros.
-Pero no llora, solo mira a Lina como si quisiera desaparecerla - Julián intervino.
Busque la mirada de Nadir. En efecto, me quería muerta.
-¿Creen que sea buen momento para pedirle disculpas?
-No, tenemos que ir a clases y ya después vemos los detalles de tu funeral -. Alondra revolvió mi cabello con cariño -. Te ves bien, pero tenemos que darle un buen corte. No pensarás asistir a tu funeral con esas fachas, ¿O si?
Me jalo por los hombros y los cinco caminamos al laboratorio.
-Sugiero dar pizza o huevos revueltos para que recuerden porque murió.
-¡Tina! - le grité. Los demás se rieron y se fueron dispersando. Miré de reojo cómo el maestro de deportes recogía a Nadir del suelo y lo reprendía.
Horas después...
Pasé toda la clase de salud pública y psicología comunitaria reflexionando sobre lo sucedido en el patio de la universidad.
Ver la actitud hostil e intimidante me sacó de mis casillas. Toda la tarde de ayer, después de huir de su casa, me la pasé reflexionando que debía explicar el motivo por el cual entre a su casa para que así no hubiese malentendidos, pero hoy llego con esa maldita actitud, sintiéndose poderoso e inalcanzable. Sus palabras abusivas y sus ojos claros siendo mordaces.
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Por Una Jalada
Teen FictionAnalina, es una chica a la que le encanta jugar a verdad o retos. Sin secretos, no tenía nada que perder y disfrutaba la adrenalina con cada reto, hasta que un día es retada a meterse a la casa de cualquier chico de la universidad, por rifa, tocó el...