Capítulo 24 +18

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¡Alerta! +18
El siguiente capítulo puede contener escenas no aptas para menores de edad, escenas sexuales solamente para mayores de 40. Si eres menor de esta edad leer bajo tu responsabilidad, sin más, disfruten el capítulo




Cuando menos me di cuenta, ya me encontraba sola en el palco. Trate de salir, pero la puerta estaba sellada automáticamente y la única de desactivarlo es con un código, el cual estoy segura solo conocen ciertos tipos que se hacen llamar mis "amigos".

Me senté de mala gana en el sillón y mire la pantalla, el escenario estaba ya vacío y la gente clamaba por más. Un siguiente acto de chicas bailando apareció en el escenario y fue el turno del público masculino heterosexual de enloquecer. Después de media noche el bar se volvía mixto, llenándose de toda clase de gente.

—A esperar que me abran la puta puerta.

Eche la cabeza hacia atrás, apoyándola en el respaldo negro del sillón, sin querer roce mis muslos y mi sensible intimidad tembló ante el leve contacto. Cerré los ojos recordando los cuerpos danzando en medio del escenario, suspiré imaginando esos cuerpos cerca de mí. Tan cerca que...

—¡Joder! ¡Analina controlate! No vas a ser una maniaca pervertida como Nadir, pero...

Mi mente decía una cosa en base a la moral y creencias y mi pecho al uníso con mi cuerpo querían sentirse bien, aliviar esa creciente necesidad de placer.

Cómo si no tuviera control de mi cuerpo mi mano rozo mi intimidad y algo me pálpito y no fue el corazón. Me estremecí y volví a hacerlo. Mis terminaciones nerviosas se activaron.

Suspiré. En medio de ese ligero sonido de satisfacción reaccione y me senté mirando con urgencia hacia todos lados del lugar. Recorrí el cuarto, sola, me encuentro completamente sola.

—Analina, Analina, no eres una puberta calenturienta, controlate. Espérate al llegar a casa y...

Recordé que no tengo una casa a la cual llegar para poder masturbarme. Tengo un cuarto compartido con el culo ese y un colchón en el baño. Técnicamente hacerlo aquí está bien porque estoy sola.

El latido de mi corazón resonó en mis oídos. En mi cabeza una vocecita me decía: "¡Hazlo, hazlo!" Al final, ¿Qué podría pasar de malo?

Volví a comprobar con la mirada que me encontrara absolutamente sola y me relaje en el sillon. El calor me inundó de inmediato, mi respiración se agitó mientras mi mano izquierda se deslizaba por debajo del pantalón,desabrochando de paso y la mano derecha subía mi blusa para dejar expuestos mis pechos.

Entonces comienza a acariciar. Hago a un lado mi brasier, acariciando mis pechos y más abajo mis dedos acariciaban en círculos mis labios mayores por encima de mi hraga que se iba humedeciendo más y más cada que restregaba mis dedos con más vehemencia.

Ansiosa de más, hago a un lado la braga y con mucha delicadeza abro mis labios y con mi dedo índice rozo suavemente mi clítoris.

Cierro los ojos, lanzando la cabeza hacia atrás y abriendo las piernas. Me estremezco a medida que me humedezco. De inmediato viene a mi mente cierto chico de ojos ámbar que sugestivamente me mostró su baile más sensual con un movimiento de caderas suculento. La tensión sexual existente me hace imaginarlo aquí conmigo, recorriendo y disfrutando mi cuerpo que tanto anhela tener un encuentro con él.

Me muevo mientras pellizco mi pezón  imaginado que son los dedos de él. En mi intimidad dos de mis dedos suben y bajan en medio de los labios esparciendo la humedad de los fluidos.

—Nadir...—gimo al imaginarmelo, dejo mis pechos y con la otra mano acaricio la suave piel de mis muslos internos pensando en que no son mis manos quien me recorren.

Con la otra mano, con el dedo índice, rozo suavemente el clítoris erecto, concentrándome en el y en la sensación de mi pulso acelerarse mientras mis terminaciones nerviosas se tensan.

Los movimientos de mis dedos se hacen cada vez más certeros, veloces. Encorvo la espalda, todos mis músculos se contraen ante el primer orgasmo.

Sin darme tiempo de recuperarme, ansiosa de más, deslizó dos de mis dedos dentro de mi intimidad y con la otra mano acaricio mi botón hinchado y sensible. Elevo la pelvis estimulandome y simulando pequeñas embestidas

Mis caderas se mueven ansiosas cuando todo mi punto más sensible dentro de mi caliente intimidad. Siento que una mirada intensa color ámbar me observa cuando estoy por llegar por segunda ocasión. Imaginarme que él está presente intensifica la sensación, meto y saco mis dedos, rápido, más duro, imaginando como lo haría él.

Mi cuerpo se sacude en medio de un potente orgasmo. Mi respiración se va acompasando a medida de mis latidos. Permanecí quieta disfrutando el orgasmo, una vez más relajada con mi cuerpo tembloroso, saque mis dedos y abrí los ojos acostumbrándome a la luz roja del lugar.

Diablos Lina, ¿Estás loca? Bueno si, pero ¿Qué acabas de hacer? Mire el techo avergonzada. Cómo sea, fue lo más delicioso que he sentido, así que no hay que arrepentirse. Ahora a limpiar.

Mentalizadome que no hice nada malo, me levanté para acomodarme la ropa, cuál fue mi sorpresa cuando choque contra un cuerpo tonificado envuelto en un traje de policía.

Mi corazón se detuvo y como en escena de película de terror subí lentamente la vista hasta que mis ojos se encontraron con el rostro sonrojado de Nadir.

—¿Qué haces aquí? —reproche golpeando su pecho y luego acomodándose la blusa y subiendome el pantalón.

—Es mi camerino —respondió con obviedad, no sé si fue mi imaginación pero si voz Sona más ronca de lo normal.

Mierda, mierda, mil veces mierda. Quiero irme de aquí, que la tierra me trague y me escupa.

—Tú gemiste mi nombre...

Me congelé.

—¿Qué tanto viste? —con los ojos abiertos suplique que no hubiese visto todo.

—Todo.

Bien, este es mi fin.

¡Hola! ¿Cómo están criaturitas pervertidas?

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¡Hola! ¿Cómo están criaturitas pervertidas?

Yo muy feliz de traerles un nuevo capitulo. Espero les guste.

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Por Una JaladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora