LIAM STYLES

20. Un error, un desastre

—Siento que tu papá va a odiarme.

Abby hizo un puchero bajando su mirada. Me causó ternura y risa a la vez, así que bordeé mis brazos alrededor de su cintura y la apreté fuerte contra mi pecho.

—Él no odia a nadie —canturré.

Dejé muchos besos sonoros sobre su hombro sintiendo cómo ella me devolvía el abrazo, aferrándose a mi cuello.

—Le mentí en su cara... —dijo desganada— él es uno de los cantantes favoritos de mi mamá y yo tuve los ovarios para mentirle... ¡lo miré a los ojos cuando le dije que no lo conocía cuando en verdad crecí con su música! Jesús... sí va a odiarme... apuesto a que ya lo hace...

Reí nuevamente.

—Girasolito, él entendió incluso antes que yo lo hiciera... así que tranquila.

Era medio día. Nos encontrábamos en Manchester, en la arena que había sido co-fundada por Harry Styles, conocido como mi gran padre, hace años. Estaba tremendamente emocionado por tocar aquí: hogar de mi familia, mi hogar. Sesenta mil personas... este lugar era inmenso y me causaba escalofríos.

Abby se separó de mí aun con un puchero en sus labios.

—Me da vergüenza...

—No la tengas. Todo está bien.

—Y tu mamá también estará aquí... oh, por Dios... ¡la poderosisíma Sophia Evans estará aquí en unos minutos y yo soy una desgracia para el mundo por haber hecho llorar a su hijo! —se quejó en un llanto fingido, golpeando su cabeza contra mi hombro.

Esta vez reí mucho más fuerte. La alejé con fuerza de mi cuerpo y la sujeté por los hombros, obligándola a que me mire:

—Mamá ni siquiera sabe sobre lo que mentiste al principio, así que relájate.

Ella exhaló.

Alcé mi mano saludando a unos hombres de producción trasladando unos grandes parlantes de una esquina del escenario a la otra. Estaba parado con Abby en la mitad del escenario viendo todo el gran, gran espacio y a lo lejos tribunas que en unas horas serían llenadas por fans...

Me causaba náuseas por los nervios.

—¿Crees que le agrade a tus hermanos? —consultó.

—Temo que Nathan te vaya a echar un ojo —bromeé.

Abby rió en silencio. Desvió su mirada detrás de mí y su sonrisa desapareció de inmediato. Tragó saliva y bajó su vista a sus zapatillas.

—Tus papás están viniendo, jodida mierda, se ven muy poderosos. Criminales, ¡criminales! —exclamó entre dientes, conteniendo la emoción.

Tomé su mano intentando calmarla y giré mi cabeza sobre mi hombro para ver a papá y mamá tomados de la mano subiendo las escaleras del escenario. Papá iba por delante y alzó su mano, sacudiéndola en saludo a los mismos caballeros de producción.

—¡Harry! —molesté con una sonrisa.

Me solté de Abby y avancé hasta papá, quien también soltó la mano de mamá y abrió sus brazos para abrazarme.

Lo hizo cortamente palmeando con fuerza mi espalda. Lo sujeté de los hombros y luego miré detrás de él: ahí estaba mamá con una sonrisa.

—Mami —saludé caminando hacia ella.

Mamá me abrazó fuerte cuando yo lo hice. Podía sentir la sonrisa en su rostro sobre mi hombro.

—Oh... mi bebé... —canturreó dejando un beso en mi mejilla— cuánto has crecido.