LIAM STYLES

34. Black and White

Sabía que en algún momento debía volver a encontrarme con ella; que deberíamos hablar y aclarar las cosas entre nosotros.

—Barbie —saludé con una sonrisa al verla bajarse del taxi.

Gia sonrió igual cerrando la puerta del vehículo. Acomodó un mechón de su cabello detrás de su oreja mientras se acercaba a mí.

—Hola, Liam boo —canturreó dándome un corto abrazo.

Sin decir nada, abrí la puerta de Mc. Donald's para ella. Ambos ingresamos al restaurante de comida rápida y nos sentamos en un sillón circular color rojo. Uno al lado del otro.

—¿Cómo has estado? No sé nada de ti —intenté bromear.

—Ingresé a la universidad hace una semana —comentó acomodando su pequeño bolso negro sobre su regazo—, estoy estudiando negocios.

Alcé mis cejas sorprendido.

—¿De veras? Eso es increíble, felicidades.

—Tú ya acabarás tu gira —cambió de tema—. Solo cuatro shows más.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordarlo. Parecía ayer cuando empecé con esta aventura y ya se acabaría pronto.

—Solo cuatro... —suspiré— ¿y qué haces en Ecuador? Es decir, ¿Me estás siguiendo o algo así? ¿Por qué me citaste aquí? —bromeé.

Gia rió bajito dejando ver su linda sonrisa. Ella bajó su mirada algo apenada y entrelazó sus manos sobre la mesa.

—Bueno... cantarás mañana aquí, ¿o no? Tenía que venir a buscarte, tú no puedes viajar.

—¿Y por qué llamaste a Abby con tanta insistencia? La pobre me llamó diciendo que te había pasado algo y debías comunicarte conmigo de inmediato. 

—Es que tú no me respondías...

Siseé tomando el menú del restaurante entre mis dedos. Me estiré en mi asiento viendo toda la comida chatarra en español, pero no necesitaba traducirla, me sabía el menú de memoria.

—Tu papá me hizo bloquearte —confesé.

—¿Cómo? —soltó incrédula.

—Me escribió diciéndome que me aleje de ti porque estabas llorando y sufriendo por mí —exhalé con fuerza sin mirarla por la vergüenza—. Y yo no quería meterme en problemas así que lo hice.

—No te preocupes por eso, ya pasó.

Giré a verla.

—¿Ya no lloras más? De verdad lo siento, Gi, no quería hacerte daño, no sabía todo el dolor que te causé.

Su mano se posó sobre la mía y le dio una caricia, tranquilizándome.

—Estoy bien ahora, Li —prometió—. Es por eso que llamé a Abby, quería que te dijera que necesitaba verte con urgencia, debo contarte algo muy importante.

¿Y si la traumé tan mal que ya no se quiere volver a enamorar? ¿Y si ya no confía en los hombres por mi culpa?

—¿Qué es? —inquirí.

—Estoy aquí por ti y por alguien más —admitió.

Alcé una ceja pidiéndole así que continúe.

》no quiero que te lo tomes a mal —advirtió.

—¿Por qué debería?

Escuché un carraspeo a mis espaldas. Giré un poquito mi cabeza sobre mi hombro para encontrarme con Freddie, con sus manos detro de sus bolsillos y sonriéndome sin separar sus labios.