7. Sólo trabajo

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—¡Eso es todo, amigos, estamos listos! —Nikola gritó festejando.

Maldita sea, estábamos listos.

Todos gritamos en emoción. No nos importaba el sudor que traíamos encima por las diez horas sin parar de nuestro último ensayo, estábamos felices y nos abrazamos formando un círculo amorfo.

—Disfruten su último día libre mañana, muchachos —Erik indica—. Nos vamos a las once de la noche.

Sonreí en grande elevando mis brazos en victoria.

Mierda, apestaba.

—¡Nos vamos a Washington! —grité.

Nuestro primer destino del tour empezaba en la capital del país. Estaba más que emocionado, ya quería conocer a mis fans y darles el mejor show de sus vidas.

Sé que esta noche los chicos se irían a celebrar, lo habían dicho mientras tomábamos nuestro descanso de treinta minutos. Ellos me invitaron a salir, pero tuve que negarme.

Debía estar con Gia hoy.

Todos empezaron a retirarse del salón dirigiéndose a los baños. Busqué a Abby con la mirada, pero ella ya se estaba yendo con sus amigas.

Necesitaba hablar con ella y explicarle mejor las cosas. Teníamos que armar un plan.

¿Ella iba a querer armar un plan?

Me fui a bañar. Bromeé un rato con los chicos. Ellos no habían insistido en hablar sobre Gia y yo agradecía eso. Aun no sabía qué decirles, ni siquiera había hablado sobre eso con ella.

Luego, por fin oliendo a jabón y perfume, me despedí de los muchachos y salí de vuelta al pasillo esperando por Abby. Después de unos cortos minutos, ella salió del baño de chicas con ropa limpia y su cabello mojado hecho una cola alta.

—Ey —la llamé.

Ella me sonrió acercándose a mí. De inmediato sentí su perfume que olía fresco, a primera... me recordaba a las flores.

—Linda playera —soltó viéndome.

Bajé mi mirada para ver de nuevo mi camiseta: era mercancía de mi tour. Tenía una foto mía y mi apellido en mayúsculas.

Sonreí de lado.

—Quería hablar contigo, ¿podemos? —pregunté.

Ella asintió con su cabeza.

Miré a mis lados y realmente no había nadie cerca, así que decidí que este pasillo era un buen lugar de conversación si manteníamos nuestro volumen bajo.

—Es sobre Gia —dije—. Sé que ya han salido noticias de lo nuestro y quizá ya lo hayas visto.

Ella se encogió de hombros, desviando la mirada.

—Bueno, eso decía la radio mientras los chicos y yo conducíamos aquí en la mañana —contó—. El mundo está bastante feliz sobre ustedes dos.

—Sabes que no es real —me apresuré a decir—. Gia ni siquiera es mi amiga.

Su espalda se apoyó contra la pared, así que yo hice lo mismo a su costado, recostándome en mi hombro derecho para verla de lado.

—Es que no encuentro ninguna manera de que tú y yo... —alargó.

—Ey, te recuerdo que estaremos juntos por cinco meses —solté—. Y Gia no estará ahí, solo en algunos conciertos o fotos para que nuestros representantes no jodan.

LIAM STYLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora