LIAM STYLES

32. ¿Qué es esto?

Cuando Bear me invitó a su casa en Nuevo León, México, yo pensé que solo seríamos los Payne y yo.

—¡No, no es piscina! ¡Es alberca! —Bear exclamaba a Freddie.

—¡Samuel me enseñó piscina!

—Piscina me suena feo porque pí, pí, ¿entiendes? Pis pis...

Freddie gruñó y golpeó el pecho de Payno haciendo que pierda el equilibrio en el borde de la piscina y se caiga al agua. Solté una risa relajándome en mi silla y Abby llevó sus manos a su boca ahogando un jadeo.

—Liam —tío Payno me llamó—, ¿puedes traerle una toalla a Bear?

Me puse de pie con pereza pero sin rechistar. Los "amigos" de Bear me miraron desde la otra esquina del gran patio y me siguieron con la mirada mientras caminaba al interior de la casa en busca de una toalla.

No sé en qué momento Bear los había invitado. Puso la excusa de que muy pocas veces venía a México y casi nunca podía verlos. Y dije "amigos" porque no se veían con buenas intenciones con Bear, no me daban buena espina. Se nota a kilómetros cuando una persona quiere ser tu amigo realmente o solo es conveniencia.

—Ximena —llamé a la esposa de Payno, quien se encontraba en la cocina sirviendo una gaseosa en algunos vasos sobre una bandeja—, ¿puedo tomar una toalla? ¿Dónde están?

Aunque sabía perfectamente que estaban en un pequeño armario en el segundo piso, quería ser educado y que ella misma me diera el permiso de subir.

—Arriba, Li, al lado del cuarto de Sam —respondió con una suave sonrisa.

Me apresuré en subir por las grandes escaleras de caracol. Esta casa era muy bonita y amplia. Me gustaba mucho. Llegué al ancho pasillo blanco y avancé hasta la habitación del hermano menor de mi mejor amigo. Su puerta estaba sin cerrar del todo, pude verlo de espaldas, echado en su cama con su teléfono en su oreja.

—"Darcy, te juro que lo saludé con toda la buena onda del mundo" —él dijo en un tono bajo y decaído— "de verdad no entiendo porqué no le caigo bien, he hecho de todo para agradarle pero Liam simplemente no me quiere. Ni siquiera tu papá es así conmigo".

Sentí una punzada en el pecho al escucharlo. Esta mañana, hace unas horas, cuando llegué con mi novia a la casa de los Payne, todos me recibieron alegres y entre abrazos. Cuando vi a Samuel recordé que mi hermana estaba con él y no sé... la sonrisa se fue de mi rostro

—"Princesa, hago de todo para agradarle. Es él, no sé por qué me odia" —rió sin gracia— "imagina si se entera lo que hemos hecho, creo que buscaría la manera de denunciarme o algo así"

Disculpa, ¿qué?

¿Hacer qué? ¿Hacer eso? ¿Mi hermana? Es decir, tiene quince y nuestros padres nos enseñaron que nuestra vida sexual puede ser iniciada a la edad que queramos si somos responsables y estamos seguros de eso... pero, pero... Darcy es... aún es una bebé.

Lo oí soltar una risita y suspirar.

—"Lo sé, princesa, lo prometo, haré algo con él" —le dijo— "Te quiero mucho y te extraño. Ya quiero volver a Inglaterra y abrazarte"

Bajé mi mirada a mis pies. Me sentía mal. Sabía que Samuel quería mucho a Darcy y la trataba como una reina, no voy a negar eso. El problema era yo, mierda, lo entendía perfectamente. No quería aceptar que mi hermana menor ya no era mi hermanita.

Decidí pretender no haber oído algo y carraspeé antes de tocar la puerta de su habitación. Samuel se dio media vuelta y al verme, rápidamente se sentó sobre el colchón.