25. Te amaré por Siempre

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Vacío.

Culpable.

Triste.

En shock.

Así me sentía.

El llanto había parado hace unos minutos. Tenía la mirada perdida y mi cabeza en blanco. Estaba sentado en el sofá de recepción con Gia a mi lado quizá en la misma situación. Sin decir nada.

Bear me había abrazado todo el tiempo en que me desmoroné. Se mantuvo fuerte para mí mientras tío Louis, con mucha impresión, intentó comunicarse con el doctor sin poder creer los resultados.

—Liam... —Gia murmuró sin mirarme.

—¿Qué?

No quería hablar. No podía pensar nada. ¿Qué se supone que haga ahora? No podía aceptar las palabras del doctor. ¿En qué momento había pasado esto?

¿Qué haría sin ella?

—Liam, Abby... —exhaló soltando otro sollozo— no es posible, Liam, no...

Apreté mis muelas cuando el nudo en mi garganta empezó a quemar otra vez. Mis ojos ardían por tantas lágrimas derramadas. Mi vista se volvió a nublar y no pude aguantarlo.

Negué con mi cabeza lentamente, no aceptándolo.

—Ella se fue —susurré girándome para ver a Gia a mi lado—. Ella de verdad se fue y... —sorbí mi nariz agachando mi cabeza.

Barbie subió sus piernas al sofá y se abrazó así misma. Su cabeza se escondió entre sus rodillas y sus hombros se sacudieron. Sabía que estaba llorando. Este no era el momento para consolarla... mierda, yo solo estaba tan arrepentido. No podía cambiar las cosas, no podía arreglar esto. Nadie podía hacerlo.

—Nunca pude salir con ella de la mano sin importar lo que dirían los demás —me culpé—. Nunca pude besarla en público o salir a una cita sin ocultarnos...

Mi cuerpo temblaba, mi pecho dolía. Mis labios entreabiertos se habían secado porque no podía respirar más que por mi boca, agitado y aterrado.

Los sollozos de Gia a mi lado no me ayudaban. Arrugué mi ceño y miré hacia otro lado tratando de contener el llanto. Llorar no la traería de vuelta.

—Ella no pudo haberme dejado así —musité para mí mismo—, ella no pudo haberme dejado... no es justo ¿por qué me la quitaron?

A este punto estaba perdiendo la cabeza mientras hablaba solo y me quejaba con el aire. 

—Es mi culpa, ¿no? —reí cortamente desganado— mierda, es mi culpa. Todo es mi culpa. Desde un principio... maldita sea —jadeé y tocí atorándome con mi saliva.

Bear solo me miraba a unos metros de distancia con sus brazos cruzados. Sabía que él estaba preocupado por mí ahora. Él no conocía a Abby así que entiendo por qué no se veía afectado... pero su rostro de tristeza era por mí y mi estado.

—Li, no es tu culpa... —Payno me dijo acercándose.

—Si estuviéramos juntos nada de esto hubiera pasado —insistí sintiendo las lágrimas volver a caer y golpear mis muslos—. Sí lo es, Bear, lo es, lo es...

Mi amigo suspiró apretando mi hombro.

—Tú no sabías sobre ese aneurisma.

—No hubiera pasado nada si no la hubiera atropellado —me quejé—, y no la hubiera atropellado si hubiera estado con ella.

Payno maldijo entredientes sentándose a mi lado. Sin decir nada, tomó mi cabeza y la atrajo a su pecho. Yo me dejé caer sin protestar. Mi amigo me abrazó fuerte y me dejó volver a romperme entre sus brazos, aguantándome.

LIAM STYLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora