29. They don't know about us

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¿Ustedes alguna vez habían visto a Abby bailando en pijama, en su cuarto de hotel "sin que nadie la viera", despeinada, fingiendo que su peine era un micrófono...

...cantando Medicine?

—"...tómalo con la punta de tus dedos hasta tu boca dejándolo salir..." —cantaba mientras un vídeo de mí en el escenario cantando esa canción en vivo se reproducía en el televisor de la habitación— "... y cuando duerma voy a soñar en cómo... sabías"

Sí, yo cantaba eso en la versión estudio. Me atreví, tomé el riesgo, y mamá me pegó.

Cuando la batería y guitarra empezaron a sonar con el coro, tuve que apretar mis labios y encogerme en mi sitio, afuera de su habitación, a un lado de la puerta que estaba entreabierta y me permitía ver por la ranura a mi girasolito saltando, intercambiando su peso de una pierna a la otra, justo como lo hacía yo en mis shows.

—"Nos estamos mareando, oh, nos estamos mareando, oh... la, la, la, la, la!" —cantó subiéndose a la cama.

Me crucé de brazos riéndome en silencio. Mi rubia realmente era mi más grande fan. Parecía vivir cada línea de la canción.

"¡Los chicos y las chicas están aquí! ¡yo me la paso bien con él y estoy tranquilo con eso!" —exclamó antes de inclinarse un poco sobre su espalda, balanceando sus brazos de adelante hacia atrás así como yo lo hacía.

Su pie derecho empezó a marcar el ritmo mientras su cadera se movía en círculos. Ella sonreía cerrando sus ojos, siguiendo la canción, y creo que podría jurar que fue una de las escenas más sexys que he visto de Abby: ser coqueta para ella misma.

"Estoy bajando, me he dado cuenta de que me gusta..."

Dirigí mi mirada al televisor con mi show en vivo. La verdad era que mi girasolito hacía las exactas expresiones de mi rostro concentrado al cantar.

Suficiente. No pude más.

No lo contuve. Empujé la puerta y llevé mi puño a mi boca, fingiendo sostener un micrófono.

"Y cuando duerma voy a soñar en cómo... lo montabas" —canté acercándome a la cama.

Sí, también agregué esa parte y mamá me golpeó más fuerte diciendo que era un descarado. Papá le recordó entre risas cuando en sus épocas él cantaba lo mismo y ella parecía disfrutar de los conciertos.

Abby soltó un gritito cayendo en la cama. Me carcajeé viendo sus mejillas tornarse carmesí, estaba avergonzada.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí? —inquirió.

—Lo suficiente como para haberte visto dar todo un concierto —bromeé.

—Te odio —gruñó entrecerrando sus ojos en mi dirección, bajándose de la cama.

—Me amas, lo acabas de demostrar cantando mi canción con tanta pasión.

Ella tomó el control remoto y apagó el televisor rápidamente. Acortó nuestra distancia y apoyó sus manos en mi pecho, así que yo posé las mías en su cadera, atrayéndola a mí.

—¿Qué haces en mi cuarto tan tarde?

—Pensaba que... antes de irnos podríamos ir a pasear por la ciudad del amor —propuse.

—¿A la una de la mañana?

—Bueno, cariño, la intención es lo que cuenta.

—¿No estás cansado? Hoy fue un gran show —murmuró acariciando mis hombros.

LIAM STYLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora