LIAM STYLES

6. Barbie

Debían estar bromeando.

—¡Ay, sí te acuerdas de mí, Liam Boo! —Gia soltó sonriente.

Que si me acuerdo, dice.

—Dios, Gia, no me digas así... —alargué en queja.

La corta risa satisfecha de Jerry se hizo presente.

—¿Hace cuánto no se veían, eh, muchachos? —dijo con orgullo.

—Desde mi fiesta de catorce años —Malik respondió de prisa.

Sí, y hubiera preferido que así se quedara.

—¿Entonces ahora eres modelo? —inquirí.

—Quise seguir los pasos de mami —contestó ladeando su cabeza, logrando verse ridículamente tierna y preciosa.

Okay, les contaré qué pasa con Gia...

Ella me gustó.

¡Pero solo un tiempo! ¡Fue hace años y en esa fiesta suya!

Estábamos jugando con algunos otros chicos y ya saben... la besé. Fui su primer beso, cabe recalcar... y creo que ella se emocionó con eso.

Pero el problema fue que se obsesionó conmigo.

¡Y cuando les digo obsesión... lo digo en serio!

Luego de esa fiesta nos seguimos mensajeando unos días, un par de semanas... era genial, ella me gustaba, me parecía hermosa y sí, sólo quería pasar un buen rato con Gia.

Pero ya saben, después de un tiempo ella dejó de gustarme y ya... sólo volví a verla como una "amiga". Además, era irritante tener que soportar las falsas noticias de "¿Hija de Zayn Malik en amoríos con el heredero Styles?" ¡No! ¡Ningún amorío! ¡Nunca hubo uno!

Pero ella siguió jodiéndome la existencia. Y no realmente porque yo le gustara, sino porque su fama había crecido gracias a esos rumores conmigo... y cuando meses después se me vio con otra chica en la calle, todos dejaron de prestarle atención a Gia.

Por un lado me molestaba que me usaran a mí para lograr su reconocimiento. Es decir, mierda, Gia es bellísima, no entiendo por qué no es famosa. Sus padres tienen todos los contactos para llevarla a la cima.

Pero sí, antes de que el mundo se olvide de Gia, ella me insistía diariamente diciéndome para vernos, para salir... y no sabía si queria estar conmigo por conveniencia... o porque realmente le gustaba.

—¿Y por qué no los pasos de papi? ¿Acaso no puedes cantar? —reté.

Sus labios se separaron en protesta y su ceño se frunció.

Hasta cuando la conocí, Gia no era una mala chica... solo algo engreída y mandona. Creía que podía tener todo a sus pies. Se aprovechaba de su belleza, sabía que podía conseguir lo que quisiera con solo pedirlo.

—No le hables así a tu novia, Liam —Jerry protestó.

—Novia... —exhalé con ironía— ¡Tengo dieciocho, soy mayor que ella!

—Ay... —Gia rodó su ojos en queja.

¿Ya ven?

—¿Qué edad tienes? ¿dieciséis? —me burlé.

—Diescisiete —corrigió dura.

Jadeé intercambiando miradas entre el panzón y la de ojos azules.