24. Despierta

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No sabía qué hacer.

—Abby —murmuré agachándome a su altura.

Gia tomó la cabeza de Abby y la posicionó en su regazo para que mi girasolito este recostada en algo suave. Eso no parecía ayudar, ya que su mano derecha sujetaba su hombro izquierdo con fuerza.

—Liam, llama una ambulancia —Gia me dijo en un temblor sin despegar sus ojos de Abby.

Poco a poco los párpados de mi rubia se empezaron a cerrar. La expresión de dolor en su rostro se empezó a esfumar.

—Abby, Abby... —la llamé firme sacudiendo su brazo.

Esto no podía estar pasando.

No me había dado cuenta que se había golpeado y cortado un poco su cien hasta que vi una gota de sangre caer por un lado de su mejilla y perderse por su cuello.

—¡Liam, llama a una ambulancia! —Gia me gritó alzando su cabeza hacia mí.

En ese momento reaccioné. Sabía que en mi mirada había terror. Me coloqué de rodillas para poder sacar mi celular de mis shorts, pero una mano se posó sobre mi hombro, haciéndome saltar.

Giré mi cabeza a mi derecha para ver quién era: un señor en traje me había pasado la voz. Él se encontraba con su celular en su oreja.

—"Estoy llamando" —me dijo con un acento marcado.

No sabía quién carajos era, pero se lo agradecía tremendamente ahora.

Asentí nervioso como agradecimiento y regresé mi vista a Abby.

—Abby, no cierres tus ojos, vamos no seas floja, mírame —pedí tembloroso inclinándome hacia ella.

Vi su esfuerzo por mantener sus párpados separados, pero su entrecejo se frunció y un quejido salió de su garganta y su agarre en su hombro se volvió a hacer notorio.

—Vamos, preciosa, déjame ver esos lindos ojitos verdes, bebé...

Mi mentón empezó a temblar del miedo cuando solo quejidos salían de su garganta, pero sus ojos se habían cerrado por completo y la expresión de dolor en su rostro no se iba.

—Mierda, mierda... —Gia murmuró, su rostro de había colocado rojo y sabía que eran porque estaba conteniendo las ganas de llorar— dame tu celular.

Sin preguntar por qué, le pasé mi teléfono. No sabía qué hacer para ayudar, no sabía si debía moverla, no sabía si tocarla y ver qué le duele.

—¡Bear! —Gia sollozó con mi teléfono en su oreja— ¡por favor, ven! necesitamos ir al hospital, tuvimos un accidente, estamos a solo dos cuadras del hotel.

Barbie intentaba limpiar sus lágrimas y debajo de su nariz con el dorso de su mano temblando. Su respiración se mezclaba con su llanto y sabía que era porque estaba asustada. Gia era muy nerviosa y el ver a Abby prácticamente desmayarse en sus brazos le había impactado.

Mantén la calma, osito, mantén la calma hasta que la ambulancia llegue.

Volví a ver a Abby ignorando los gritos de las direcciones que Gia le estaba dando a nuestro amigo. En este momento agradecía al destino por haberme dejado traer a Bear conmigo porque él me ayudaría a traducir mi idioma en este país extranjero.

—Vamos, amor, despierta... —le pedí en voz baja posando mi mano en su mejilla— despierta, no te duermas.

Algunas personas a nuestro alrededor se estaban deteniendo para ver lo que ocurría. Algunas miraban y solo seguían con su camino. Quería mandar a la mierda a todos, Quería que se vayan.

LIAM STYLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora