23. M!erda

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Y aquí estaba yo: al lado Bear en un incómodo silencio viendo a Freddie y su papá en el sofá de al frente, observando fijamente a mi amigo.

¿En qué momento había accedido a esto?

—Entonces... —dije palmeando mis muslos despacito— ¿qué tal, tío Lou?

Mi padrino me miró solo un segundo.

—No es que no te quiera, Liam, ¿pero qué haces tú aquí?

Bueno, vine a proteger a mi amigo para que no le pegues.

Hace dos días Bear había ido a buscarme a mi hotel en busca de ayuda porque ese jueves Louis Tomlinson quería hablar con él en privado antes de salir en las fotos con su hija, Vanessa, para la propaganda.

Bear estaba aterrado y huyó. Me dijo que el padre de Vanessa lo destrozaría porque, lo que había empezado como una promoción, había terminado en una relación de verdad y mi amigo en serio estaba enamorado de Vanessa.

Payno huyó de Londres y me obligó a llevarlo conmigo a mi siguiente concierto: Madrid. Dos días después tío Louis llamó a mi papá y, mi señor Harry Styles, sin saber nada del plan, le dijo dónde estábamos, y ahora aquí nos encontramos todos en mi cuarto de hotel: con los dos Tommos enfurecidos en el sillón al frente de nosotros y Bear temblando a mi lado, mirando el suelo.

—Bueno... yo me estoy alojando en este hotel —respondí con cautela.

—Silencio —él me calló firme.

—Sí, señor.

Bajé mi cabeza al igual que Bear y me concentré en mis zapatillas blancas. Para este entonces yo también estaba asustado y quería irme corriendo de aquí.

—¿En qué momento pensabas decirme que era propaganda? —Freddie escupió a nuestro amigo.

Elevé solo un poquito la mirada para presenciar la discusión.

—Pronto. Cuando acabe... pero ya no es propaganda, Tommo... —Bear se excusó.

—¡No me importa si hiciste un contrato con el obispo o el puto Thor! ¡Si tú y mi hermana están saliendo por un jodido contrato, entonces tú me dices! —Freddie gritó poniéndose de pie.

Padre nuestro que estás en los cielos...

Alcé mi cabeza con preocupación de que puedan empezar a pelear. Cuando Freddie estaba molesto solucionaba todo a golpes y yo de verdad no quería terminar con un ojo morado.

—Bear —Louis lo llamó—, ¿qué intensiones tienes con mi hija?

Oh-

Escuché cómo mi amigo tragaba saliva.

—Las mejores intensiones... —él susurró.

—Dije qué no cuáles.

Jesús...

—Solo quiero que seamos felices —Bear musitó.

—Tienes en cuenta que eres su primer novio, ¿verdad? —Louis rugió levantándose.

Ay, Dios, él estaba viniendo...

Sí, lo sé, me siento muy afortunado de...

—Pues no, no te sientas afortunado porque si rompes su corazón, yo romperé tu cara y patareé tu trasero tan fuerte que tu cabeza terminará en el fondo del jodido océano atlántico —masculló inclinándose a la altura de mi amigo— ¿capisci?

LIAM STYLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora