CAPÍTULO 3

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Después de un rato decidí que no era mi problema. Regresé al fantasma con Zeb detrás de mí.

Sabine estaba retocando las pinturas que había echo hace algún tiempo, me acerqué a ver sin que me importara el olor a pintura.

—¿Hermoso, verdad? -habla ella concentrada en lo que hacía.

—Sí, magnífico. -contesto observando cada vez que apretaba el gatillo de la botella.

—¿Por qué fue el alboroto de hace rato? Parecía grave.

—¿No le preguntaste a Hera o a alguien más?

—No, no quería parecer entrometida.

—Sin embargo ahora preguntas con toda la curiosidad del mundo. -sonrío y ella me apunta con la botella de pintura.

—Habla antes de que me arrepienta por dirigirte la palabra. Si aprieto el gatillo algo malo puede pasar. -suena amenazante, pero ríe como una niña.

—Bien, bien, no vayas a matarme. -hago una breve pausa y continúo- La "carga" que fui a buscar con Zeb y Chopper en realidad traía a una chica dentro... cadete imperial, creo.

—¿Una chica? -observa el piso y luego me mira- ¿Por qué habría una chica?

—No me preguntes. La cosa es... mientras pensaba me dí cuenta que Hera y el comandante Sato dijeron cosas diferentes. Hera habló de suministros médicos, comida y refacciones. Sato dijo que información valiosa. No creo que hablaran con el sujeto al mismo tiempo, Sato dijo que era su amigo, pero si lo es... ¿sabrá que ser secuestradores no es lo nuestro?

—Más importante es saber qué debemos hacer con ella. Tal vez sea cierto que tiene información importante.

—Aún así. ¿No crees que pudimos convencerla de ayudarnos o algo así?

—Pues... tal vez. ¿Por qué te preocupa? -me observa con un atisbo de molestia.

—No lo sé. Imagina que es una de tus conocidas de la academia. Gente con la que te llevabas bien. ¿Qué sentirías de verla así?

—Me alegraría. Una vez que dejé de pensar como ellos me hicieron a un lado.

—Entendido, mal ejemplo. Pero, de verdad. ¿Por qué todos los imperiales serían malos? Muchos de ellos se han unido a nosotros. Tú estás aquí, tal vez no sea tan mala.

—Ezra, eres solo un niño. Qué bueno que seas tan inocente, pero no debes ser tan bueno. La gente... -Te enseñaré...

   Antes de terminar la acorralo a la pared, se veía nerviosa, sin esperarlo.

   Me acerqué lo suficiente como para estar cerca de naríz con naríz, soy un poco más bajo, pero no me importa, su reacción es tan graciosa que me dan ganas de reír, pero debo seguir con la apariencia.

—¿Esto lo haría un niño inocente? -le susurro suave, pero agravo la voz, casi puedo sentir los escalofríos que recorrieron su piel.

Me separo a más de un metro, sonrío con victoria y la observo.

—Sabes que odio que me subestimen. Si algún día quiero alcanzarte... no debo dejar que me veas inferior. Sino, como un igual. -su cara de impacto fue bastante graciosa, una nueva cara de Sabine que ya esperaba descubrir.

Al salir, la vergüenza me gana y poco a poco siento arder mi cara, qué fastidio... sí soy un niño.














































   Hera nos reunió a todos para aclarar lo de la chica. Ahora todo se manejaría en secreto, nadie debía saber cómo llegó, incluso los fisgones que estuvieron en la tarde debían guardar el secreto como si sus vidas dependiera de ello.

   Si alguien más se enterara de esto sería la ruina. La credibilidad de la rebelión se pondría en tela fina, si eso pasa, el imperio aprovecharía el hecho de que "secuestramos a uno de los suyos" para que criaturas externas pasen a su lado. Esa chica, por más información que tenga, es un peligro.

—¿Está todo claro? -Finaliza Sato a su discurso.

Todos asienten, pero están preocupados. A todos nos molesta esta situación.

—Comandante, despertó. -la mano derecha de Sato viene y le susurra algo fuerte.

—Gracias, iré en seguida. -termina y nos da una señal con la cabeza.



Resulta que tenemos que cuidar de ella.


































Al amanecer fuimos todo el equipo, con nuestra mejor cara a la enfermería, la primera impresión es la que cuenta.

O eso pensé.

Lo que encontramos fue bastante... creativo.

Todo estaba roto, había sangre por el piso, no mucha, un enfermero inconsciente; del que provenía la sangre.
La chica tenía los ojos vendados y estaba amarrada de brazos y piernas. Arrodillada sobre la camilla.

—¿Qué sucedió? -Hera cuestionó al droide médico y observó con impacto, como todos.

—Intentó escapar. Parece que su bienvenida no fue lo que esperaba. Está bastante agitada, pero débil. Pudimos detenerla y sujetarla. Además, le administramos un tranquilizante bastante poderoso.

—¿Podemos decirle al comandante que cambiamos de opinión? -me interrumpe un golpe en la cabeza de parte de Kanan- ¡Ay! No dije nada, no dije nada.

—¿Es seguro llevárnosla? -ahora Kanan.

—Sí, no presenta lesiones ni daños graves. Con algunas tabletas para el dolor durante una semana estará bien.
























Y así es como la trajimos. Al despertar ella peleaba y luchaba, no nos quería escuchar, ni siquiera comía. Kanan la comparó a Sabine cuando llegó, entonces a ella se le ocurrió que la dejáramos en la cabina, luego ella intentaría hacerla razonar, o tranquilizar.

Para todos fue una buena idea, dos chicas hablando, sin todos los demás.








La mordió.

Star Wars Rebels: La nueva historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora