CAPÍTULO 28

126 14 8
                                    

—Vengan, vengan, les tenemos una residencia preparada. Queremos que estén cómodos para el banquete.

—¿Banquete? –el lasat les da una mirada a sus amigos y estos se la regresan– ¿Cuándo ayudaremos entonces?

—Jo, jo, no los traje para ayudar –presintiendo que los demás se habían detenido, hace lo mismo volteando–. La última vez, dejamos muchas cosas inconclusas, me gustaría ponerme al día con el capitán O'relios. Así que, ya sabiendo que no vendrían si los invitamos a comer, pensé en invitarlos a ayudar.

—Espere, esto suena más a una trampa –Sabine con el casco puesto y alerta comienza a hablar–. Podríamos haber estado haciendo algo importante.

—Si siempre buscas las cosas importantes en un mundo lleno de trivialidades, vagarás como una tonta –repite uno de sus viejos proverbios con tranquilidad–. Entiendo si los hice enojar y deciden irse, si embargo, tómenlo como un favor para todos. Aunque no lo parezca, el pueblo está temeroso de la gente extraña, el imperio nos dejó una marca muy profunda. Yo no pienso que debamos quedarnos estancados de esa forma, por eso los traje. Nuestra cultura tiene algo en común con algunos seres ahí afuera, como ustedes.

—La fuerza –respondió Ezra entendiendo el mensaje–. Lo que nos pide es... ¿convivir para que dejen de sentir miedo a los extraños?

—Lo que les pido es darle fuerza a mi gente. Ayudarlos a que vuelvan a conectarse con lo que tú llamas "fuerza", nuestra cultura no debe perderse. Aunque también es para lo que dices, muchacho.

—No entiendo, ¿por qué no lo ha echo usted desde que llegó, sabia? –Zeb lanzó la pregunta con incomodidad.

—Porque hay veces que necesitamos poder de alguien a quien no conocemos. En estos tiempos, aún con los acontecimientos recientes, hay lasats que se resisten a creerme. Que olvidan sus raíces, que borran su vida anterior al imperio. Soy muy vieja, convencer a la gente es mi deber como sabia, pero también soy su amiga. Quiero que crean en sus corazones que lo que digo es cierto. Así que pensé en hacerles un banquete, así la gente puede conocerlos, entenderlos. Ya deben de saber que todos necesitamos esperanza.

Ella explicó amablemente, durante unos segundos el equipo pensó.

—Bueno, irnos ahora es un desperdicio, ¿verdad? –el menor intentó aludir.

—Ya pedimos permiso, venir por nada sería tonto –Hera secundó.

"Bib buap bubub biubi"

—Sí... Chopper tiene razón, este lugar parece más interesante que esa base llena de arañas –contó la mandaloriana.

—Parece que está decidido. Nos quedaremos –finalmente Kanan terminó por acordar cuando continuaron su camino.

Rex pasó cerca del grandulón Zeb, dandole unas palmaditas amistosas en el hombro al mencionado y continuando su camino. El lasat estaba aún en un estado leve de shock, debido a no saber qué pasaba por la cabeza de la anciana. Parpadeó y regresó con ellos, sin embargo sintió una mirada en la espalda. Regresó la vista, no había nada más que gente sonriéndole con agrado, otros le ignoraban, la sensación de vértigo llegó a su estómago lo que lo hizo regresar a su camino.

El pacífico trayecto llegó a su fin cuando se detuvieron en una hermosa mansión blanca, adornada con pilares llenos de incrustaciones de cuarzo asimilando figuras en forma de su pueblo. Posiblemente contando la historia de su resurgir para mantenerlo siempre presente.
Lentamente entraron, pidiendo que esos segundos en la entrada duraran por siempre, ya que era una vista magestuosa.

Star Wars Rebels: La nueva historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora