Star Wars Rebels: La nueva historia

CAPÍTULO 11

•Ezra•

Me voy a volver loco. Hemos estado buscando por dos días y no hemos encontrado el paradero de Sabine. Por más que intentamos es como si ya no existieran.

¿A qué lugar podrían enviar a Sabine? Ketsu debería saber, pero tampoco logramos encontrarla.

Investigando descubrimos que el hombre es en realidad un simple trooper. Era un comandante, un instructor, un teniente... pero en su imaginación. Jamás logró nada, solo deliraba con ser un instructor, se vestía como alguien de alto rango, durante años hizo eso a escondidas hasta que alguien... lo delató. No estoy seguro si fue durante o después de que Sabine entrara a la academia, lo que es seguro es que probablemente Sabine sea solo la punta del iceberg.

—¡Oigan, recordé algo! -Hera llegó precipitadamente a la sala común-. Sabine me dijo que estuvo en una pequeña fragata con varios más al llegar al imperio.

Instintivamente observamos a Sonia que investigaba aún por la holo-red. Rápidamente comenzó a buscar por los archivos públicos imperiales, no parecía mucha información, pero era significativamente lo que necesitábamos. Se detuvo en un informe.

"Nos alegra reconocer a un gran soldado, que se encargó de la detención rebelde de seis insurgentes..." Decía. Eso sonaba extraño, continuó: "Este soldado demostró su valía, justo por eso le concederemos un rango mayor. Jefe de escolta."

Pero él lo rechazó. Pidió en cambio una fragata que ya no usarián más... casualmente en la que estuvo Sabine se descompuso, se la ofrecieron y él la tomó.

Todos supimos lo enfermo que está ese tipo, nuestra preocupación por Sabine incrementó enormemente. Pero nos alegramos cuando vimos el número de serie de la nave, y sobre todo, que tiene un rastreador activo. ¡¡Finalmente!!

Ahora. Ese sujeto no es tonto, pueden estar en cualquier lado. Tal vez estén en...

—Jeda -anuncia Sonia-. Están en Jeda.

Miramos a la pantalla sin saber por qué está tan segura.

—La nave se descompuso en Jeda, ahí debe estar.

—¿Cómo sabes eso? -Zeb interroga.

—Cuando buscaba a mi hermana me topé con cientos de informes de naves llevadas a Jeda para ser vendidas por piezas. El gene... trooper -corrige con pena- que buscamos siempre aparece y desaparece, fue... mi mentor un tiempo, así que sé los días que va a un destructor imperial en el que trabaja. Casualmente no está lejos de Jeda, así que... puedo decir que está ahí.

Todos soltamos el aire que conteníamos.

—¿Qué dicen si visitamos Jeda? -Hera inicia con su acostumbrada sonrisa llena de confianza.

—Y golpeamos hojalatas -Zeb la sigue con una aterradora sonrisa.

—Por Sabine -Kanan finaliza.

Porque vuelva a casa.

    Terminando de armar los planes se los revelamos a Sato, él nos da permiso para salir y despegamos.

•Sabine•

Estos días han sido suficientes para  pensar que no fui echa para tener algo bueno. Intenté contactar con el fantasma, pero es imposible, y escapar tampoco es sencillo atada. Hay droides de asalto, bastante viejos, que me custodian, así que debo esperar...

    Me pregunto si vendrán... bueno, claro, si fuimos por Ezra y Kanan por supuesto que vendrán por mí. Ellos son el único equipo que conozco, mi segunda familia...

Agh, las constantes charlas de este tipo me están haciendo perder la cabeza. No, no debo rendirme.

Tengo que verlos de nuevo, yo no soy así. ¡Vamos, Sabine!

Con todo mi coraje pongo todo mi ser en las esposas, son demasiado resistentes. ¿Cómo es que Ezra siempre escapa de esas cosas? ¡Claro!

Observo sobre mi cabeza, ¡un ducto de ventilación! No necesito mis piernas y manos libres para arrastrarme ahí solo algo para abrirla. Me reviso con cuidado esperando tener algo, de pronto lo veo. Un pequeño alambre... micrófono. ¿Micrófono? No, es... ¡Un rastreador! Qué raro no recuerdo haberme puesto uno, no importa, entonces si está bloqueada la señal dentro debo ir fuera. Sé que estamos en un planeta.

Bien, esto es lo que esperaba. Ahora sí, libertad, ahí voy.

No.

No...

NO

¡¡NOOOOO!!

TODO IBA BIEN.

¿Cuándo? ¿Cuándo? ¿Cuándo todo salió mal? Nunca noté que despegáramos.

Salí por la ventilación.
Fui sigilosa.
N

adie me notó.
La información era sólida.
Estábamos en un planeta.

¡¿Qué estoy haciendo en medio de la nada?!

Vi por una ventana las estrellas, todas tan brillantes, burlándose de mí desdicha.

—Querida Sabine, ¿no estás feliz de regresar a casa? -pone una mano en mi hombro, no lo veo, pero puedo sentir que sonríe.

Sabe que me ganó y lo está disfrutando.

Yo no...

Ya no...

No puedo más...

He sentido mis lágrimas caer, mis manos temblar y un profundo dolor en el pecho, así que así se siente perder la esperanza.