CAPÍTULO 13

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    El joven muchacho sintió que algo en él se despertó, tal vez la fuerza le quería decir algo. Sea lo que sea, funcionó, pues los disparos se quedaron en el aire y tan pronto como ambos los observaron, estos se regresaron a los droides y estos cayeron de espaldas atravesados por su propio disparo.

  La niña a penas podía aguantar su cara de sorpresa, regresó la vista al hombre, pero este ya no estaba. Sin pensarlo dos veces cayó de rodillas temblando, su color se había perdido un poco, por supuesto estaba aterrada por casi perder la vida.

–So... Iara, levántate -la tomó de un brazo y la alzó con delicadeza recordando que los otros los veían aún-. Creo que no fuimos muy sorpresivos.

–¿Tú... hiciste esto? -su voz estaba cortada, claramente a punto de llorar, era normal, nunca sintió algo así. El chico lo sabía, por eso suspiró, sobó la espalda de la chica a la vez que asentía- ¿Qué es... lo que eres?

–Una especie de jedi, tal vez -respondió tranquilamente-. Recobra la compostura o nunca harás lo que prometiste hacerle. ¿Lo recuerdas?

  Ella afirma con la cabeza.

–Está bien, va~vamos -se separa de él antes de perder el control de su corazón y respira profundamente- ¿Qué sigue?

–Bueno, ya que sabe que estamos aquí intentará arrancar la nave e irse.

Los otros dos salen de su escondite.

–Miren eso, el niño me asustó hasta a mí -salió Zeb tranquilamente. Pero un poco consternado gracias a la ráfaga de la fuerza que sintió.

–¿Qué puedo decir? Sé que soy increíble -presume de buen humor-. Entremos antes de que se vayan. Aunque Hera y los otros los esperen se pueden escapar.

Todos de acuerdo entraron sin demora.
El lugar era estrecho, difícilmente se podrían cubrir, pero era lo que menos pensaban, sólo cruzaba por su cabeza dónde podría estar la chica.

    A señas decidieron separarse. Ezra con Chopper, Zeb solo y Sonia sola. A ella no le agradó la idea, a regañadientes aceptó y buscó por su cuenta.

Zeb, el más amenazante de todos, encontró con éxito al hombre intentando reparar los controles de navegación, observando de reojo vio comida podrida, un olor asqueroso que venía de la ventilación sobre sus pies, tal vez el baño de ese sujeto desquiciado, pensó el lazat.

   Los droides que lo acompañaban intentaron pelear, pero fue imposible gracias a la rapidez, reflejos, fuerza bruta y el fiel rifle del grandullón.

–Así que... "General" Gurom -alzó su rifle chisporroteante de energía-, un placer conocerlo, pero nos vamos con nuestra amiga.

Al otro no le quedó tiempo de reaccionar, pues fue golpeado brutalmente por Zeb. Tal vez salieron volando uno o dos dientes, pero el hombre no moriría. No aún, pues sabía que tenía muchos detalles que dar.
Aunque sí, gritó fuertemente antes de desmayarse. El guerrero de Lassan lo ató con lo que encontró y se aseguró de que no despierte pronto.

    Al otro lado de la nave, el peli-azul abrió una puerta con ayuda de Chopper. Dentro, la mandaloriana estaba en una cama médica, dando a entender que era una enfermería. Estaba atada, con un dispositivo que parecía un casco, cubriendo su cabeza. Metálico y lleno de cables.

El chico temió lo peor, fue corriendo a liberarla pero se detuvo cuando ella bruscamente comenzó a moverse y gritar que la liberen. Pataleando, hablando cosas que en ese momento para él no tenían sentido. Viendo a una Sabine tan frágil sintió un vuelco en el corazón, lo primero que hizo fue sacarle el casco. Ella abrió los ojos de inmediato, totalmente confusa y sorprendida. Observó al chico, con temor a que fuera una ilusión.

–E~Ezra... por favor, dime que eres tú... -suplicó en un susurro quebradizo.

–Soy yo, Sabine. Te encontramos, ya estás a salvo -susurró para tranquilizarla y la desató-. ¿Él... te hizo algo?

–N...No lo sé... Pensaba que estuve con él justo ahora -observó el casco- ¡Espera! Iara, ella es una traidora, tenemos que decirle al fantasma. ¡T~Tenemos que salir de aquí!

–Ey, espera, cálmate un minuto. Iara... ella no es una traidora, ella estuvo totalmente envuelta en el rescate. Estaba muy preocupada por ti. Todo debieron ser manipulaciones de ese tal Gurom -mintió con asco por sí mismo, sabiendo que cuando se descubra la verdad, ella lo rechazará instantáneamente.

–…¿Cómo llegaron al centro de la nada? ¿La nave fue a tierra?

–Esta... esta nave nunca despegó de Jeda. Justo ahí es donde estamos.

–¿P~Pero qué...? -cubrió su boca con sorpresa y luego respiró aliviada- Entonces, podemos irnos ya, ¿verdad?

–Claro que sí. ¿Estás más tranquila? ¿Puedes caminar?

–Por supuesto, jamás dejaría que esto me afecte -respondió con autosuficiencia, pero el chico sintió con la fuerza lo aterrada que seguía y lo feliz que estaba ella. Se alegró al pensar que ese motivo era él y su libertad.

–Genial entonces, les diré a los demás -contactó a los otros y terminaron por reunirse en la entrada a la nave.

   El fantasma llegó, ellos subieron y Sabine no perdió tiempo para ir a su cabina dejando a los presentes conmocionados, respetaron su espacio sin meterse mucho en sus asuntos y despegaron cuando aseguraron al hombre.

    Justo ahora, una vez más el destino jugó en su contra, pues sin que nadie notara, el hombre tragó una pastilla de cianuro y se suicidó.

La noticia los perturbó, pero no por mucho, sabían que ese monstruo ya no haría daño a nadie más.

Ese consuelo no significó nada para Sonia, quien se escondió en el baño para llorar en privado.
    No sabía nada de su hermana, no tenía las respuestas que buscaba y ahora estaba más lejos de regresar con sus padres.

    "¿Ahora qué?"

Era lo único que estaba en su cabeza. Estaba de regreso en el inicio, y todo por confiar que ese hombre las dejaría tranquilas. Para colmo, no se pudo vengar como deseaba.

Solo podía confiar en las palabras de Ezra. Su consuelo era que se debían un favor mutuamente y ella ya había pagado lo suyo. Si él decía la verdad, entonces pronto también encontraría a su querida hermana.







































¿Verdad?

Star Wars Rebels: La nueva historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora