CAPÍTULO 27

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El clima ya estaba más despejado después de un tiempo, el comandante Sato llamó a algunos fénix para ir por las provisiones que el cenado galáctico llevaba a algunas minas imperiales que resguardaban minerales importantes para fabricar sus naves. También tenían la tarea de hacer algunas travesuras para retrasar dichas construcciones.

Solo que eso no era parte de la misión de los rebeldes en el equipo fantasma.

–Como saben, Lira San está en construcción aún, faltan algunos edificios como academias y hospitales. Así que a nuestros ciudadanos les gustaría que unas manos extra nos ayuden, por ejemplo dos jedi –comentó la vieja mujer lasat que conocieron hace por lo menos un año.

—Suena divertido –intervino el menor del equipo con emoción, pues no conocía el planeta por dentro.

—Vamos a ayudar, no a jugar, niño –Kanan reclamó en voz baja al chico, que alzó los hombros y giró sus ojos–. Podríamos preguntar si no nos necesitan aquí e ir.

—¿Qué pasó con tu operación, Kanan? –Sabine interrogó, alejando las miradas de la imagen que Chopper reproducía y centrándolas en el hombre.

—¿Operación? –ahora Ezra– ¿Vas a operarte, Kanan?

El mencionado resopló derrotado a su padawan —Por mis ojos, los doctores creen que es mejor usar unos implantes de vidrio.

La mirada de tristeza del menor fue solo percibida por Rex, este se aclaró la garganta para tomar la palabra.

—Yo avisaré al comandante para saber si podemos ir. A todos nos vendría bien, será nuestra primer salida en mucho tiempo, nuevos aromas nos esperan, ¿no es así Ezra? –animó con una sonrisa al joven.

—Bueno, si son como Zeb, seguro serán muy difíciles de soportar –el peli-azul recibió un golpe de su musculoso amigo en la espalda, causando que diera un paso adelante y acto seguido se sobara la espalda con una sonrisa plasmada en la cara–. Ay... ni que fuera mentira.

—Te mostraré –declaró aquella bestia morada para comenzar la persecución del día por el chico.

Los que se quedaron atrás sonrieron, incluso la que estaba en la vídeo llamada no pudo aguantar reír ante lo que parecían ser dos niños divertirse.
























Decidido todo, ya estaban en el hiper espacio rumbo a Lira San, un viaje tranquilo a simple vista, sin embargo, no era lo que les esperaba allá.

—¿Seguro que está bien que entremos a tu mundo? –Sabine rompió el silencio, observando a Zeb– ¿No tienen algún tipo de resentimiento contra los foráneos por lo que sucedió?

—Bueno, nos pidieron ayuda a todos, ¿no es verdad? –aclaró sonriente el gran lasat, ansioso de ver qué grandes cambios había tenido su pueblo desde que lo visitó– Ya quiero estar ahí, el clima es perfecto y la gente parece muy animada.

Aunque estaba indudablemente feliz, no pudo evitar bajar sus orejas con preocupación, tristeza, aún con culpa debido a su fallo. Intentó evitar ese sentimiento, pero algo le decía que, si bien es bienvenido a su planeta, ya no era parte de él. Que el sufrimiento que les causó al fallarles como guardia no se lo perdonaría jamás. Algo que no podrá decirles a sus leales amigos.

   "Ya estamos aquí." Anunció la capitana, volviendo a Zeb en sí, saliendo del hiper espacio y dirigiéndose a la nebulosa que casi los mata la última vez.

—Bueno, ¿quién quiere decir sus últimas palabras antes de entrar? –Ezra intenta calmar la situación con gracia, debido a que ya sentía los nervios de sus amigos, incluso mesclados con los suyos.

—Empieza tú, tengo que reírme de algo para relajarme –el lasat sonríe tratando de igualar la situación.

—Oh, chicos, confíen en su capitana, si sobrevivimos a tanto imperial, eso sería solo un juego de niños –agregó la Twi'lek con gracia.

—Define sobrevivir –ante el comentario del Jedi, la piloto devuelve su vista a la nebulosa y regresa a los tripulantes.

—Si tan seguro estás de lo mal que vuelo, entonces deja que te muestre qué tan mala puedo ser –sonrió en advertencia, algo de irritación y orgullo herido.

—Kanan, podrías no hacer enojar a la capitana, ¿sabes? –la mandaloriana tragó saliva, mientras los demás buscaban de dónde sujetarse.

—Ya estoy muy viejo para salir volando de naves, si puedes Hera, mejor déjame en el espectro si vas a vengarte.

La mayoría se sintió un poco mal por el comentario de Rex, aunque intentó ser gracioso, no pudieron evitar darle la razón.














Dejando de lado su venganza no concluida, el fantasma entró casi sin ninguna dificultad a la "entrada" para llegar a Lira San.

El color a todos los hipnotizó (sin mencionar a Kanan), aunque a Sabine le parecía que le faltaba tener colores fríos y otros tonos para ser una obra de arte y luchaba por encontrar formas que le inspiraran a pintar. Casi sintió lástima por no tener más espacio en su habitación. Seguidamente recordó cuando Ezra quería ser su inspiración, aunque sonrió recordando el momento, sus ojos fueron directo al mencionado, que no le prestó atención a ella, sin embargo, la vista que tenía ella del chico fascinado por lo que veía junto a sus ojos azules tan brillantes como gemas; contrastaba perfectamente para causar la inspiración que ella tanto pedía, curiosamente, ese momento, Ezra parecía tener un brillo particular.

Dejó de verlo a él, regresó la vista al frente y continúo admirando hasta que llegó.

Zeb, con una imagen imponente y orgullosa, salió primero para admirar una vez estaba la nave en tierra.
Los demás le siguieron, el paisaje parecía nunca acabar, con magestuosos edificios de piedra, como es una raza alta, la mayoría de lugares era más grande que todos, por fin comprendieron lo que Ezra sentía cuando estaba con Zeb, pues eran diminutos en comparación.






—¡Bienvenidos, invitados de honor! –la anciana acompañada de dos guardias lasat mujeres los fueron a encontrar– Ha pasado tiempo, me parece que todos se ven bien.

—Gracias por invitarnos, es un honor.

—El honor es nuestro, son nuestros primeros invitados –agregó ella.





















Todo parecía ir bien.






















Hasta que...

Star Wars Rebels: La nueva historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora