CAPÍTULO 8

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Nos encontramos corriendo por una ciudad mientras nos disparan por detrás, como siempre, intento devolverles los disparos, pero no puedo concentrarme mucho.

Sabine es la que dispara y nos cubre de vez en cuando, mientras que Hera lo hace con los soldados de delante. Por ahora cuento con el sable de luz de Kanan, me lo prestó para la misión, así que debo tener cuidado de regresarlo.
Me lanzo hasta el frente para herir a los troopers con el sable, obviamente hago más que herirlos, pero suena mejor así.




Con el camino libre giramos por una de las calles y seguimos recto.

—¡Ahí! -señala Hera con su blaster aún cargado- ¡El comandante dijo que debe estar ahí!

Sabine asintió y giró para irse por otro lado, Hera y yo seguimos recto hasta encontrarnos con el local del que nos hablaron en la base.





















Ya dentro nos aseguramos de que nadie nos viera (aunque el ruido permitiera lo contrario) y protegimos la entrada.

Al mirar al frente solo había caos. Todo tirado, roto o doblado a la mitad, había un tremendo olor a metal, sé que en una herrería es normal, pero era más intenso que eso.
















Para comenzar, estamos aquí porque Sato nos dijo que su amigo esperaría por nosotros para darnos una explicación. Según dice: jamás metió a Iara dentro de una caja, había refacciones y mapas imperiales. No sabe cómo ella se metió dentro.

Lo malo es que yo sí. Pero no podía decirles.

Iara -o mejor dicho, Sonia- interceptó la caja cuando él la descuidó, sacó todo y lo destruyó, luego se introdujo dentro para atarse como pudiera, así el contacto de Sato perdería credibilidad, ella sería la víctima, nosotros los tontos, bla, bla, bla. Querían que viniéramos al planeta para algo, pero Sonia no sabe para qué, es una trampa echa y derecha. Estoy inquieto por Sabine, según sé, el hombre que habló con ella (Sonia) aquella vez era instructor de Sabine, pero comenzó a obsesionarse con ella en secreto.
Sé que puede defenderse sola, lo que pasa es que creo que intentará secuestrarla, por eso venimos aquí. Era la más indicada; es fuerte, valiente, inteligente, piensa rápido, no tendría problemas. Además, está Hera, es igual a Sabine, pero es la líder, originalmente solo estarían ellas dos, insistí en venir, por suerte me apoyaron Kanan y Sato.

Ahora bien, Sabine está vigilando si hay alguien fuera observándonos, le coloqué un rastreador por si llegara a pasar algo. Por favor, que no se entere o me la devolverá después.

En fin, el lugar está vacío de criaturas. O eso pensé...




Subí unas escaleras no muy altas y abrí una puerta.

Esperaba encontrar todo, menos esto. Doy un paso atrás de la sorpresa y alumbro con una linterna, el cuerpo de aquel hombre que vimos cuando recogimos la caja estaba colgando por el cuello de una de las vigas del techo. Instintivamente acaricio mi cuello, tomo aire y entro, inspeccionando la habitación, bajo una pila de herramientas noto un trozo de papel: "Escuché el nombre 'Iara'." Estaba impactado, algo me decía que aquel hombre que habló con Sonia le tendió una trampa, a todos. Mi teoría ahora es que si nosotros escapábamos entonces la descubrirían en la base y se desharían de ella... lo siento, pero no pasará por el momento.

Guardé el papel dentro de mi bota, hay una parte un poco rota que aseguraría el papel mientras tanto. Revisé por si llegara a haber algo más, al no hacerlo fui por Hera y le mostré al hombre.

Estaba tan sorprendida como yo, aunque no lo demostraba, puso su mano en mi hombro para verificar que estaba bien, al yo sonreír levemente ella asiente y regresa la vista al cuerpo. Lo desata, lo pone en el sillón que estaba ahí y cierra sus ojos, estuvimos quietos un minuto por respeto y después nos fuimos. Hera sabe, al igual que yo, que no fue una muerte normal para un suicida, no hay huellas, no hay rastros, ese hombre debió hacerlo porque alguien lo obligó.

[—¡Hera!] -Sabine alertó por el comunicador- [¡Me están persiguiendo troopers, tuve que salir de ahí! Me están llevando por un sendero que va hasta la terminal, son demasiados.]

Podíamos oír fácilmente los sonidos de los disparos, Hera no tuvo que pensarlo mucho para responder.

—¡De acuerdo, intenta perderlos! Te veremos allá.

[—¿Qué pasó con el amigo de Sato?]

—No hay nada que contar. Ten cuidado. -Aunque la intensidad de su voz era basta, no calmaba su preocupación, podrías saberlo al oír algunos quiebres en su hablar.

—Robemos un speeder, llegaremos más rápido.

Aceptó la oferta y salimos del destrozado lugar, aún me sigo preguntando por qué olía tanto a sangre. Ahora, más que en nada, confío en que ese olor del inicio era sangre. Quizá le pregunte a Hera después, no vi ninguna mancha.



























Por más rápido que intentamos alcanzarlos, al final parecía eterno. Y... un pitido en mi muñequera me hizo quedar pasmado. Significaba que el localizador había salido del planeta.

Me negué a creerlo, pero tuve que hacerlo al buscar por todas partes y no encontrar nada. Nadie.









































Se llevaron a Sabine.

Star Wars Rebels: La nueva historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora