𝐆𝐑𝐄𝐂𝐈𝐀 ; 𝘛𝘖𝘔 𝘏𝘖𝘓𝘓𝘈𝘕𝘋

THE ENDING PT. 2

THE ENDING PT. 2

-¿Crees que lo notará?

-Es Grecia, definitivamente lo notará.

El pequeño Dean Holland, de tan solo tres años, había cortado sus preciosos rizos castaños con las tijeras de la cocina, y había quedado bastante mal.

-Zoey, se suponía que debías vigilarlo. Míralo, pareciera que él nos cuida a nosotros -lo señaló con la mano.

El niño los veía desde el suelo y se reía, se estaba metiendo a la boca el Óscar que había ganado su madre por primera vez cuando estaba embarazada de él.

-Oh, lo siento, querido Zac, tal vez mis ojos se cerraron por un momento en el cómodo sofá que mi amada amiga tiene en su sala de estar, el cual amo por si no lo has notado. Y déjame recordarte que la razón de mi mal sueño es mi hijo de dos meses, que llora todas las malditas noches y el cual Harrison, como padre responsable, está cuidando ahora mientras tú y yo debemos cuidar a nuestro ahijado -habló rápido sin siquiera respirar entre oraciones, luego soltó un gran suspiro.

-Amiga, necesitas terapia -dicho eso, tomó a Dean en brazos y dejó el Óscar de vuelta en su repisa, dónde era acompañado por dos estatuillas iguales pero esta vez eran de Tom.

-No, lo que necesito es dormir.

-Oh, la vida sin hijos, qué placentera -suspiro Zac.

-Cierra la boca -dijo Zoey mientras golpeaba la cabeza de su amigo.

Tom y Grecia se encontraban en un lindo restaurante en el centro de Londres, ese día era su aniversario número 5.

Un llanto se escuchó en una de las habitaciones de la planta alta de la gran casa de los Holland. Los amigos se miraron entre sí con pánico.

-Oh, no.

-¡Te toca! -gritó Zoey.

-¡Te toca! -gritó Zac.

-¡Dijiste que tú irías con Amelia si despertaba! ¡Lo prometiste! -lo acusó con el dedo.

Zac maldijo para sus adentros, Zoey tenía razón. Dejó a Dean en el suelo con sus juguetes y resopló.

-No veo a los padrinos de la niña aquí -se quejó mientras subía las escaleras haciendo sonar fuertemente sus pies en los escalones.

-¡Eso es porque Harrison y Zendaya están ocupados con otros asuntos! -le gritó desde el pie de la escalera. -¡Además amas a esa niña más que tu propia vida, deja de fingir, Zachary!