48. REAL LIFE

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REAL LIFE

Una tos forzada y mal fingida se escuchó en la habitación. No hubo contestación. De nuevo, la tos.

-¿Te sucede algo, amor? –le dijo Grecia a Tom, sin despegar su mirada de su celular. Aquel hilo de Twitter sobre el Área 51 estaba bastante interesante.

-¿Acaso pretenderemos que esa invitación no existe hasta que llegue el día de la boda? –señaló el sobre en la isla de la cocina.

De nuevo en Londres y en la casa de los padres de Tom, Grecia había ido para ayudar a su padre con la búsqueda de su nueva casa y su propio departamento. Mientras tanto, seguían siendo huéspedes de los Holland.

La invitación a la boda de Grant y LA había llegado hacía tres días. Grant había hablado previamente con Zoey para saber si Grecia estaba o no en su casa de Nueva York, necesitaba saber dónde enviar la invitación, porque, por nada del mundo la dejaría a ella fuera del día más importante de su vida.

Grecia miró con el ceño fruncido el sobre frente a ella. Le incomodaba la simple idea de estar presente en esa boda. No sabía el por qué. Creía estar segura de haber superado a Grant y, siendo sincera, ella estaba con Tom en una relación tan pura que había días en los que se olvidaba de la existencia de aquella persona de ojos verdes. Eran solo ellos dos.

Lo que hacía aún más incómodo el hecho de ir a esa boda era que, no solo el nombre de Greece estaba escrito ahí.

Tomó el sobre y lo abrió, leyó con atención la invitación que había dentro.

Thomas Grant Gustin y Andrea Thoma estarían encantados de recibirlos el día de su boda...

Ugh –pensó-, que irónico que Grant porte también el nombre Thomas. Ella había olvidado ese insignificante detalle.

Luego giró el sobre y vio su parte delantera donde, en el mismo tipo de letra, se encontraban escritos los nombres de los invitados.

Grecia Louis y Thomas Holland

-No iremos si no quieres –le sugirió Tom, como siempre en su dulce voz.

Pensó en acercarse a ella y abrazarla. Decirle que se olvidara de aquella persona y que falte a ese evento. Pero decidió permanecer donde estaba, darle a Grecia el espacio de pensar por sí sola su decisión.

La cabeza de la rubia era una montaña rusa. Tenía pensamientos en los que parecía estar subiendo y tomando impulso a decir "sí, por supuesto que iremos, jamás le fallaría a Grant"; pero luego llegaba al momento de descender violentamente y sus reflexiones solamente eran "¿por qué mierda me envió la invitación?".

La verdad era que, necesitaba ir. Necesitaba cerrar el ciclo que había comenzado con Grant Gustin hacía un par de años. Necesitaba poner los puntos a la herida que aún seguía abierta. Y, la mejor manera de hacerlo, era asistiendo a aquella boda. Viéndolo a él ser auténticamente feliz con la mujer de su vida.

Grecia sonrió levemente con sus labios y, aún teniendo el sobre en sus manos, miró a Tom.

-Iremos. 

𝐆𝐑𝐄𝐂𝐈𝐀 ; 𝘛𝘖𝘔 𝘏𝘖𝘓𝘓𝘈𝘕𝘋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora