Enfrentamiento

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[Magnus]

Se supone que solo debía sacar a Clary y su amigo y marcharme antes que lo notarán, no contaba con que tenía a Jonathan respirandome en la nuca. Por ello estamos donde estamos, veo a  todos tratar de protegerse. Jonathan a desaparecido de mi campo de visión lo que me pone más nervioso, escucho  los gritos Clary llamando a Simón, escucho a Alec gritar órdenes. Al menos no nos atacan con armas de fuego, aún mantiene el viejo código Morgenstern.

"Sí asesinas, que sea por tu destreza no por tu arma"

Por ellos atacaban con distintas armas, como cuchillos, flechas, dardos, etc.

Tengo diversos cuchillos que lanzó para derribar a los hombres que se acercan mucho a Jace o Isabelle, los cuales a su vez, protegen a Clary y Simón.

Alec esta un poco más apartado, pero se ve como un ángel vengador, nadie puede tocarlo, con expresión fría, mientras apunta. Al mirarlo me bajo al guardia, cuando lo noté ya estaba muy cerca.

–Jaque Mate– gritó Jonathan.

–Mierda–dije en mí interior– lo arruiné, Alec hizo todo este viene por mí, puso en riesgo su familia, su trabajo, su mundo, por protegerme y yo lo heche todo a perder. Al menos dejaría de ser un problema para los Ligthwood, podrían volver a su vida normal.

Mí principal preocupación era que Clary quedaría desamparada.

Mire hacia Alec, tenía el arco preparado para disparar apuntando hacia mi dirección, más precisamente al hombre que sostenía un cuchillo en mi cuello.

–Sueltalo– dijo el ojiazul de manera amenazante.

–hermano, creo que no has notado que no están en posición de exigir– hizo presión con la punta en mi cuello, la suficiente como para hacerme sangrar. Aún tenía un cuchillo en mi mano, Alec lo miró y antes de que se nos ocurriera actuar volví a sentir la presión sobre mi piel– ante el mínimo movimiento te reuniras con tu padre. Suelta el cuchillo– Alec asintió y luego se escuchó el tintineo del metal al golpear el suelo. Ahí noté que los hombres de Jonathan y mis amigos se habían detenido, toda la atención estaba puesta sobre nosotros.

–Querido Alec baja el arco– pidió el rubio. Sus secuaces se acercaban cada vez más a Alec, pero aún dudaban ya que el tenía el arco tensado, listo para disparar. Él lo dudo, miró hacia sus hermanos luego a mí.

Se lo que pasa por su cabeza, si baja el arco y lo capturan Isabelle y Jace lo harán también, si algo se de él es que su familia es lo más importante. No sé que fue lo que exactamente lo impulso a cuidarme, tal vez su conciencia... No lose. Pero no valgo tanto sacrificio.

–Alec no,– al hablar presionaba un poco más el objeto en mí garganta– sabes que sin importar qué, me matar... Uhm– la presión ahora era más intensa lo cual indicaba que me callara. Alec hizo el amago de que querer acercarse, pero en lugar de eso  bajo lentamente su arco.

Al terminar de hacerlo dos hombres se abalanzaron sobre el y lo redujeron– JACE, IZZY CORRAN– dijo eso antes de que alguien tocase a sus hermanos.

En ese mismo instante, el objeto que ejercía precio sobre mi cuello cayó, al mirar a Jonathan noté que tenía un una cuchillo corto enterrado en el brazo.

–¿Por qué se divierten sin mí?– al estar algo alejado y la oscuridad de la noche no distingo su figura pero su voz si.

–matenlos– ordenó el rubio herido.

–creo que no se va a poder– dijo Raphael, seguido todo se volvió un caos, bombas de humo nos cegaron, escuché la voz de Alec– CORRAN, DISPERSENSE.

Mis instintos me llevaron a obedecer, corrí sin un destino fijo, solo tratando de estar lejos de aquel lugar.

Deambule entre las calles sin saber que hacer, mi mente era un caos, estaba preocupado por todos, estaba asustado, todo es mi culpa.

Mí teléfono sonó.

+00 000 000 000
«¿Estás bien? Ven a esta dirección»
«soy Alec»
📌 Ubicación.

***

Al llegar estaban casi todos ya.

–Oh gracias al Ángel– dijo Isabelle mientras me abrazaba–¿Haz visto a Rafa? Déjeme curar tu herida.

Por Lilith, yo no merecía esto, estos chicos son tan buenos, se tienen unos a otros pero aún así se preocupan por mí, que no siquiera lo valgo.

–¿Raphael aún no llega? Y...– Jace me interrumpió

–Antes de que preguntes– dijo – le di a Clary y a su amigo un calmante, estan dormidos. Creo que fueron muchas emociones por hoy.

Alec se mantenía callado sentado sobre el sofa, no se de donde habían sacado este lugar, pero estaba claro que no podían volver a la casa de Raphael. Iz me arrastró hacia una silla y trajo consigo el botiquín de primeros auxilios, unos minutos después, la herida de mí cuello estaba curada y vendada.

Nadie hablo, todos mantuvimos el silencio, así paso una hora. Ni la luces de Raphael, estábamos empezando a preocuparnos.

La puerta sonó, inmediatamente Alec atendió. Detrás de ella estaba Raphael y Ragnor, no tenían buen semblante.

–chicos, al fin– los recibió Izzy– todo... ¿Bien?

Ellos sintieron, pero algo parecía no estarlo, conozco muy bien a Ragnor se que algo andaba mal.



mirada que mataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora