[ALEXANDER]
Me encuentro en la biblioteca, trató de prestar atención a las líneas trasadas por Jane Austen admiraba la manera que Elizabeth Bennet se rehuzaba a atender cualquier propuesta de matrimonio, aún sabiendo que posiblemente no se le presentarían mejores, sus ideales estaban muy definidos y los defendía con fervor. Normalmente orgullo y prejuicio me absorbe a tal punto que olvido los problemas a mi alrededor. Pero siento un ambiente extraño, como si esperará que en cualquier instante me trajeran una mala noticia.
Isabelle mi pequeña hermana, irrumpió en la biblioteca.— hermano mayor, hermano mayor— me llamó con su infantil voz, se treto en mis piernas sentándose en mi regazo. Deje mi libro de lado.—Alec, la cena está lista, ¿puedes llevarme en brazos?—preguntó mientras ponía ojos inocentes.—claro que si, Izzi— me levanté aun que ella sobre mí, aún podía cargarla. Camine por el pasillo mientras le hacía cosquillas.
—para Alec, para— dijo mientras se revolvía a causa de las cosquillas. Lo hice, pues estaba por desender las escaleras, ella me miró fijamente y de la nada dijo— te amo mucho, hermano mayor.
Eso causó que mis mejillas empezarán a tornarse rojas. Entre al comedor allí ya estaban presentes mis padres y Jace, mi otro hermano, el segundo.
—Alexander, baja a Isabelle.— reprendió mi madre— ya no es una bebé.—La deje sobre su silla, su lugar en la mesa era al lado mío. La cena como siempre que estaban mis padres presentes, transcurrió en silencio.
—Señora, su equipaje está listo— informó una de las empleadas. Jace y yo evitamos preguntar algo que sabíamos y en realidad no nos afecta, pero Isabelle aún no lo comprendía.
—¿Te irás madre?—preguntó rompiendo el silencio del lugar— ¿Se acerca el cumpleaños de Alec?
—volveremos antes— respondió mi madre de manera tajante.
—¿Volveremos?—preguntó Izzy, enarcando sus pequeñas cejas.
—tu padre y yo— sin decir más se levantó y salió del comedor. Antes de marcharse mi padre giro hacia nosotros— Alexander, ven conmigo.
Caminamos hacia su estudio, al entrar vi la figura estilizada he imponente de mi madre. Al escucharnos, giro a vernos.
—Alexander, tienes que ser responsable, deja de engreír a Isabelle como si fuese un bebé.—empezó sería mi madre.
—sólo tiene 6 años— me defendí. Aunque sabia que no podría ganar, discutiendo con Maryce Trueblood.
—eso a otro tema, tal vez ahora no me entiendas hijo, pero escucharme— se acercó a mí, acuclillandose a mi altura—tienes que cuidarlos, ahora son tuyos. Se fuerte, yo se que lo eres, eres inteligente y utiliza eso. No de dejes llevar por los sentimientos, primero es tu familia, tus hermanos. No confíes en nadie, debes proteger a tus hermanos sobre todo— las palabras de mis madre me tomaron de sorpresa tenían un aire a despedida.— te amo, mi pequeño Alec— eso se sorprendió aún más, mi madre jamás había sido expresiva.
Sentí la mano de mi padre sobre mi hombro— recuerda Alec, 24342— frunci el ceño— sólo recuerda 24342.
Maryce, es hora— sin más salieron del lugar, dejándome confundido. Mis padres salieron a uno de sus tantos viajes de negocios, pero esta vez nunca regresaron. Tal vez a eso se debían sus palabras, lo presentian. De los tenian un seguro que cubriría los gastos de su funeral, allí los despedimos. Isabelle en mis brazos, jamás lloró, los tres nos mantuvimos firmes, mientras les dábamos el último adiós a nuestros padres. Ellos se habían marchado y junto a ellos, todo el dinero, por lo que nos quedamos en la calle, sin familia y sin dinero. El día siguiente del funeral fuimos desalojados de la mansión Lightwood, tome lo que tenía algo de valor. Eso me alcanzó para al menos no vagar en la calle, al menos unos días. No sabía que hacer, tenía a dos niños cuidar, Izzy tan sólo tenía 6 años y Jace 8.Una tarde, mientras salía a vender una de las joyas de mi madre, vi descender un hombre d e una auto, al que reconocí rápidamente, algunas veces lo había visto con mis padres.
—¿Tu eres Alexander, verdad?— dijo acercándose a mi.
—¿Qué quieres?— las palabras de mi madre, en donde decía que no confíe en nadie se hicieron presentes en mi cabeza.
—quiero ofrecerte un techo, comida, educación y protección.—dijo sonriente pero sé que hay algún truco oculto.
—no quiero nada de usted— traté de avanzar pero sus palabras me hicieron reconsiderarlo.
—no podrás cuidar para siempre a tus pequeños hermanos. — eso era cierto, además no podía dejar a Izzy y Jace en la calle, entonces acepte.
Nos llevó a una gran mansión un poco más grande que en la que vivía con mis padres, estaba muy bien adornada y limpia, nos llevó a un gran comedor con cientos de platillos en la mesa, nos dijo que podíamos tomar lo que quisiéramos, Izzy y Jace corrieron a la mesa pero yo no, sabía que tarde o temprano nos lo querría cobrar.
—¿A qué precio?—dije con cautela.
Él sonrió su era sonrisa malévola, causó que un escalofrío recorriera mi espalda, me tomó de un brazo y me sacó del comedor para llevarme a otra habitación.
—Tus padres dijeron que eras el más inteligente y razonable de sus hijos, y veo que lo de inteligente es verdad. Ahora veremos si eres razonable con el precio de todo esto —extendió sus brazos tratando de mostrar toda la mansión— el cual es: sus vidas. —¿Cómo que nuestras vidas?
tenía miedo, no por mí sino por mis hermanos. Me podrían mandar al mismísimo infierno pero no a ellos—, se claro.
—Bueno vamos al grano. A partir de ahora ustedes me pertenecen, cuando la niña crezca sera muy bella, tendrá todo lo que desee pero a cambio me complacerá a mí y a quien yo le ordene. El rubio es ágil y fuerte así que será entrenado para que pertenezca a mi gente, será mi seguridad, mi escudo dará su vida con tal de que yo esté a salvo, fuera de eso podrán tener una vida normal llena de lujos.
—¿Y yo?
— Buena pregunta, tú eres muy delgado, serás débil. Tienes lindo rostro y hermosos ojos pero la belleza en un hombre no me sirve, tú podrás ser libre. Yo sólo quiero a tus hermanos, será como pagar por lo que les doy, ellos te obedecen a ti pero a partir de ahora deberán obedecerme a mí.
—Te propongo un trato— él me miró expectante esperando por mis palabras.— Yo seré el mejor asesino, la belleza será mi disfraz, nadie sospechará del chico lindo, te traeré mucho dinero y podrás comprar a la mujer que desees, estaré completamente a tus servicios. Con la condición de que mis hermanos jamás se enteren y que tengan una vida normal. Seré el mejor.
—Claro que lo serás —su rostro mostraba satisfacción— si no tomaré a tus pequeños hermanos. En caso de que tu falles ellos serán entrenados como si fuera defensa personal, pero no se dedicarán a esto. A partir de ahora me perteneces Alec.
—Sí, mi señor Valentine.
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mirada que mata
Fanficel gran Magnus Bane queda encerrado en su apartamento mientras se produce un incendio, es salvado por un sujeto, lo único quemamos recuerda de aquél sujeto son sus ojos un par de ojos azules, la hermosa mirada de su Salvador..... o eso pensaba ¿Aqu...