no puedo✓

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                         [RAPHAEL]

Llegue a casa, Alexander caminaba por toda la sala, mientra que Isabelle se pintaba las uñas, Jace no estaba por ningún lado. Atravece el lugar con normalidad, la máscara de indiferencia era mi mejor escudo. Antes de llegar a las escaleras la voz de Alec me detuvo.

—¿Has sabido algo de Magnus?— preguntó afligido, al mirarlo, por un momento pude verme reflejado en él. Pude ver mi versión preocupada e insegura, la que apareció cuando Ragnor se fue.

Ragnor...

Su presencia en mis recuerdos, arremolinaba sentimientos en mi pecho y lágrimas en mis ojos. Sentí pena por él, odio por el destino, por el jodido destino que nos lastimó a todos. Que destruiría el cariño entre Alec y Magnus, que me destruyeron a mí y a Ragnor. Encontré mi voz, finalmente aclare la garganta y dije— no he sabido nada.— sus ojos se entristecieron, recordé la sensación de comenzar un nuevo día, cuando vigilaba la ventana ha esperar que Ragnor aparezca en la acera con su maleta y una sonrisa. Luego al atardecer la sensación de decepción, la tristeza. Eso vi en los ojos de Alec.

Deje atrás la imagen del chico y me encerre en mi habitación. Apenas cerré la puerta me derrumbe, me deje caer en el suelo, las lágrimas hicieron parte de la escena. Mi corazón dolía, mi alma dolía.

—no puedo, no puedo— la voz que abandonó mi garganta sonó sumamente afligida. Pero era cierto no podía, no podía olvidarlo tan fácilmente, pero tampoco podía perdonarlo. Me sentía tan cansado y no precisamente físicamente, sino emocionalmente. Ha sido como clavar un cuchillo en viejas heridas, las cuales jamás cicatrizaron completamente.

Por Dios... su mirada herida. Eso rompió mi corazón, creo que me dolió aún más que a él, cruzar la maldita puerta del hotel.

Me levanté del suelo y camine hacia el armario, sabía que entre mis cosas encontraría su camisa, aquella que siempre guarde. Ya no se percibía su olor o al menos yo ya no lo sentía, no después de haberlo tenido junto a mí. Me devestí sólo quede en ropa interior y cubrí mi cuerpo con su camisa, sólo para sentirlo un poco más cerca de mí. Deje caer mi cuerpo sobre la cama, me hice un ovillo y continúe llorando. Yo se que llorar no resuelve nada, por eso no lo hago en público. Pero he aguantado y callado tanto que esto me está ahogando, esta rompiendo poco a poco lo que queda de mí. Por una vez no quiero ser fuerte, no quiero ser indiferente, no quiero ser el apoyo. Lo que quiero es llorar, derrumbarme, sentir para que al menos deje de doler tanto. Quiero que con mis lágrimas se valla todo lo que siento por él, todo lo que me aflige.

***

[MAGNUS]

Es hora de dejar de actuar como una damisela en apuros, Alexander ya no puede ayudarme. Ahora yo soy un peligro para él, debo admitir que me duele que sea él precisamente quien le quitó la vida mi padre. Pero yo le quité también a los suyos, eso demuestra que es verdad lo que dicen «el karma es una perra». No creo que tener la moral para odiarlo, él tiene todo el derecho de hacerlo pues mi error fue enteramente egoísta, el suyo no. Ahora tengo que salvar a Clary y alejar a Alec.

Tengo que pensar como llevarme a la niña y su amigo. Dejaré que Alexander tome su camino–no puedo volver a verlo– Cuando pensé esto, mi mente me jugó una mala pasada. Recordé su aspecto serio y malhumorado con el resto, luego recordé su rostro sonrojado y sudoroso de aquella noche. Sigo creyendo que parecía un ángel, un ángel puro siendo corrompido en el infierno y disfrutándolo.

–no puedo– no puedo quedarme con él, no podemos tener una bonita historia. Por qué la nuestra historia está basada en muerte, mentiras, heridas, perdidas.

¿Qué esperaba?

¿Un final feliz?

mirada que mataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora