ᴛᴇʀᴀᴘɪᴀ ᴅᴇ ᴘᴀʀᴇᴊᴀ

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—Bueno, tengo entendido que están aquí, otra vez, para solucionar sus desacuerdos. Cuéntenme, señores, ¿Cuál es el altercado que ha provocado que estén, hoy, aquí conmigo?

Draco y Harry se miraron, fulminándose con la mirada.

—¡Él no me hace caso respecto a su embarazo, le digo que debe cuidarse y sale a mitad de la madrugada a caminar!

—¡Me duele la espalda, ¿Okey?! ¡Qué quieres que haga, si tú llegas demasiado tarde y cansado como para consentirme con un masaje!

El terapeuta los observó. La forma que discutían, tan abiertamente sin restringirse nada, mientras él, tanto en tanto, escribía en su tabla, asintiendo de vez en cuando enfocándose en los puntos de cada quién.

—Ya veo —resaltó—. ¿Hace cuánto empezó esto?

Harry y Draco se miraron, sugerentes, como si intentásen buscar la respuesta en el otro. Draco se encogió de hombros...

—¿Que opinas, amor, hace unos tres o cuatro meses?

Harry, haciendo una mueca, contestó:

—Eh, no me acuerdo. Aproximadamente ese tiempo, sí...

El terapeuta entrecerró los ojos, percatándose sobre el hecho de que, de pronto, ambos habían dejado de discutir, para pasar a un cuadro de convivencia armoniosa donde el diálogo se expresaba tranquilamente, sosteniéndose las manos debajo del escritorio.

—Bueno —intervino Draco—. ¿Qué podemos hacer para solucionarlo?

El terapeuta se frotó el puente de su nariz.

—No lo presiones, Draco, él está pensando.

Draco frunció el ceño, arrebantando su mano del agarre cariñoso del moreno.

—¡¿Cómo se te ocurre decirme eso?! ¡Siempre contradiciéndome, no tienes corazón, Harry Potter!

—¡¿Qué?! ¡Solamente te dije que no lo presionaras!

—¡NO ME GRITES!

—¡NO ME GRITES TÚ A MI!

—¡CÁLLENSE LOS DOS! —vociferó el hombre al otro extremo del escritorio, histérico; ya estaba harto, siempre era lo mismo con este par.

—¡Oiga, no le grite a mi esposo! —exclamó Draco.

En seguida, Harry también saltó a su defensa.

—¡¿Cómo se le ocurre alzarle la voz a mi pareja?!

El terapeuta Collins se llevó las manos a la cabeza, ¡¿Por qué, por Merlín, aceptó atender a este par una vez más?!

—¡Salgan de mi despacho! —rugió, señalando la puerta de madera oscura.

Harry y Draco se levantaron de sus asientos con orgullo, tan firmes sosteniéndose las manos.

—Usted está loco.

—Sí, ni siquiera sé por qué ejerce esta profesión —secundó Harry, abriéndole la puerta a un Draco sonriente, antes de salir al pasillo.

—¡FUERA!

—Ay ya, ya, viejito gruñón.

—Tampoco es como si lo necesitáramos.

En cuánto la puerta se hubo cerrado, el terapeuta Collins se refugió en su bolsa de papel, inhalando y exhalando fuerte.

¡Ese par era un caso incorregible!

A CRAZY MAGIC FAMILY: Primera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora