ᴀʙᴜᴇʟᴀ ɴᴀʀᴄɪssᴀ ᴇsᴛᴀ́ ᴅᴇ ᴠᴜᴇʟᴛᴀ

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Cuando Narcissa llegó, la casa estaba extrañamente silenciosa. Los niños se hallaban en la sala sentados en el sofá más grande donde incluso el gato reposaba en los braceros. ¿Se habrían metido en problemas? Cuando cruzó el umbral de la puerta, lo entendió, Draco estaba dándoles clase de pociones. Narcissa se había olvidado por completo la solicitud que Hogwarts le envió a su Draco para impartir sus clases desde la distancia.

Cuando se dio cuenta, su yerno ya se hallaba a su costado, completamente embelesado con la escena que observaba; con brazos cruzados y medio cuerpo recargado contra la pared del umbral en arco.

Su hijo era una figura fenomenal en sus responsabilidades de padre y profesión. No cabía duda. Lo que sí le tenía sorprendida era lo concentrado que se hallaban sus nietos, que, impresionados, bajaban su mirada de vez cuando para hacer anotaciones importantes.

—¿Cómo le fue este tiempo fuera?

Narcissa sonrió, y sin despegar la vista de su hijo, musitó:

—Fue agradable. París siempre fue de mis lugares favoritos desde niña, volver allá solo me hizo confirmar lo afortunada que soy actualmente.

A su costado, Harry asintió.

—La vida da muchas vueltas, suegra, muchas de ellas realmente agradables.

A CRAZY MAGIC FAMILY: Primera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora