ᴄᴀᴍʙɪᴏs

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James abrió los ojos ofuscado cuando el peso del sueño se intensificó al punto de comenzar a robarle los sentidos. Estaba sudando y una parte de él se sentía extraña, con horror apartó las sábanas botándolas fuera de la cama cuando notó que estaban mojadas.

Su rostro se contrajo cuando supo lo que había pasado; un sueño húmedo. Su rostro se enrojeció con violencia cuando recordó con quién había estado soñando, Edward Lupin.

Se talló los ojos buscando apartar el ardor y se dirigió al cuarto de baño más cercano en el pasillo, allí abrió la llave de la tina y se sumergió una vez desnudo. Con la cabeza ladeada hacia el borde la tina, se quedó mirando la pared, perplejo, ¿de verdad había sentido todo lo que había inventado su mente? Avergozando, como temiendo que alguien más viera lo que había pasado, se sumergió hasta el fondo.

Aguantó la respiración, uno, dos, tres minutos, hasta que sus pulmones ardieron y un rastro de agua se filtró por sus fosas nasales. Saliendo de un repentino golpe en un escándalo de tos y chapotear de agua.

Eran las tres de la madrugada y allí estaba él, atravesando una crisis, tomando un baño. ¿Qué más significaba ser un adolescente?

Se sentía como la peor persona teniendo esa clase de pensamientos. Sucios, lascivos pensamientos sobre la persona que más le quería y cuidaba a toda costa... además de sus padres, claro. Pero esto no se trataba sobre ellos, si no de sí mismo y de Teddy.

—Esto está mal —se repetía como un mantra mientras se replanteaba el volverse a hundir en el agua fría. Pero entonces se encontró así mismo recordando cada detalle de su experiencia lúcida.

Teddy, sobre él, hablándole al oído, diciéndole que le quería y que todo estaba bien. A Teddy, con su cuerpo desnudo cubriéndole y su cabello rubio azulado cayendo como cascada a los costados de su rostro. Y a él, así mismo asintiendo, con la boca entreabierta pidiéndole más, abrazando su cadera con sus piernas abiertas.

¡No, no, no, no! Se volvió a sumerger. No cabía duda que el 14 de febrero causaba estragos en la mente de las personas y en adolescentes novatos temerosos de la vida como él.

Ahora, lo único que le preocupaba, era con qué cara se atrevería ver a sus padres en la mañana y al mismísimo dueño de sus pensamientos en su siguiente cita.

A CRAZY MAGIC FAMILY: Primera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora