ᴀᴍᴏʀ ᴠᴇʀᴅᴀᴅᴇʀᴏ

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Teddy tembló cuando el beso que compartía con Jamie se intensificó, y su mano fría comenzó a trepar por su abdomen bajo su camisa. Y se apartó, agitado.

—¿Qué haces? —no había más que sorpresa y diversión en su voz, pues no cabía en la sospechan que eran los pensamientos del adolescente a su costado—. Jamie, no...

—Por favor, bésame.

Y sus labios fueron atrapados nuevamente. Teddy suspiró entre el besó, y deseó ser de hule para no sufrir de aquellas corrientes electricas que le enviaban los besos de James a la parte baja de su vientre. Merlín, ¿por qué había insistido a su padrino para que dejara a James pasar esa noche en la casa de tía Andrómeda con él?

—Oye, oye, detente.

—Teddy, quiero hacerlo, por favor.

Su rostro se contrajo en confusión, ¿A qué se refería su niño realmente? Y para cuando se dio cuenta ya tenía al castaño a horcajadas sobre él, besándolo hambriento.

—Hazlo, por favor.

—Jamie, no, todavía eres muy joven...

James negó frenético, apartándose de golpe y comenzando a deshacerse de su playera de pijama; todo ante la atenta y consternada mirada del metamorfomago.

—Mirame —le decía con su voz suave—. Estoy listo, tómame, Teddy.

El susodicho estaba mudo, algo en él le gritaba que tomara su papel de adulto y que dijera que no, que aún no era tiempo, pero otra parte de él, y seguramente la más primitiva, le exigía, no, le demandaba tomar a ese chiquillo ahí, sobre su cama, en ese mismo instante. Parte irracional que lo llevó a alejarse en rastras sobre la cama lejos de él.

—¿Qué...?

Teddy levantó una mano sugestiva, indicándole indirectamente que era mejor que guardara silencio, y James temió haberlo echado todo a perder. Con la mirada perdida, se acuclilló en el suelo y comenzó a recoger su playera celeste que usualmente usaba para dormir.

—Jamie, ¿qué fue todo eso?

El otro se encogió de hombros, dándole la espalda.

—James, respóndeme.

Su tono de mando, pronunciado tan seriamente, provocó un escalofrío en el cuerpo menudo del contrario, haciéndole desear salir corriendo y desparecer por la chimenea hasta Malfoy Manor. Entonces Teddy pareció notarlo y se bajó de la cama para acortar el espacio entre ellos.

—Por favor, puedes decirme.

Teddy tomó sus hombros desnudos y lo ayudó a darse la vuelta para quedar viéndose de frente. James ya tenía gotas saladas formándosele en los ojos.

—Es que todos lo hacen, a esta edad casi todos lo hacen. Y yo no tengo nada más que darte que tú no puedas tener con dinero, más que esto.

Entonces eso era —pensó el de hebras doradas—, la razón por la que su Jamie actuaba tan extraño.

—Pero si tú eres lo más valioso que tengo y que jamás podría obtener con dinero.

—No es cierto.

Teddy frunció el ceño, besó la frente con mechones rebeldes de cabello y lo aferró en su abrazo.

—Claro que sí —respondió taxativo—. Y jamás vuelvas a ponerte en una posición como esta nunca más, tú eres lo más preciado que tengo, James, y no me gusta que te rebajes a pensar como los demás. Sé que todavía no estás listo, tus manos temblorosas te delatan, pero no te preocupes, hay muchas otras formas en las que puedes complacerme esta y todas las siguientes noches, que no sea precisamente de la índole sexual.

Las mejillas de James se calentaron y preguntó curioso:

—¿Cuáles?

Teddy lo cargó en dirección a la cama, y luego de envolverlos a ambos con las sábanas, alcanzó el control remoto, enciendo la televisión frente a ellos.

—Mirando televisión mientras comemos golosinas. Estuve guardando algunas ramas de chocolate, también esas también podemos comerlas.

Una sonrisa tiró de sus labios rosas, y después de asentir con la misma emoción de un niño, se acurrucó a su costado.

—Veamos una de terror.

Teddy sofocó una risa, besándole el cabello cuando el otro se hubo recargado sobre su hombro.

—No podría esperar menos de ti, cariño.

A CRAZY MAGIC FAMILY: Primera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora