ʟᴏ ϙᴜᴇ ʀᴇᴀʟᴍᴇɴᴛᴇ sᴜᴄᴇᴅɪᴏ́

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Lo que realmente pasó en el altercado del centro comercial, en el ministerio. Si a Harry Potter le hubiesen advertido ese mismo día (el día de ayer), que su pareja armaría un escándalo por un mal entendido en un centro comercial en el centro de Londres, sí les hubiese creído, porque, vamos, es Draco Malfoy. Pero lo que no le hubiese parecido posible, fuera que esta situación lo llevara a terminar en el ministerio, esperando por su llegada mientras es resguardado por un Auror Interrogador...

Cuando Harry se enteró de lo que acontecido hace unas horas, no dudó en arrojar un puñado de polvos Flù para dirigirse a la mansión y enfrentar la situación en privado. Sin embargo, antes de incluso abrir su puño y esparcir el contenido a la chimenea, Ron aparecería abriendo la puerta, con una sonrisa divertida y algo impactada, diciéndole: «Tu 'problema' está aquí, digo, Draco está aquí —y luego—, lo tienen en una oficina en el sexto nivel»

Sí, Harry casi pudo escuchar entonces el alboroto desde la distancia.

Ahora, un día después y casi, casi aclarado el caso. Harry se volvió al trabajo junto con Draco para revisar las cámaras de seguridad y asegurarse de que este no le haya mentido u omitido algún detalles al respecto.

Lo que vio, lo dejó sorprendido.

¿Draco sabía pelear? ¿Desde cuándo? Siempre supo que era bueno con la varita, con los hechizos y conjuros, pero ¿pelea física?

Y a su tañido, un Draco Malfoy con los labios bien sellados, abrazándose así mismo mientras aguarda en una esquina de la misma oficina donde ayer, también, Harry los encontró, a él y a su subordinado, realizando una batalla campal.

En la grabación había lo siguiente: Draco discutiendo con una mujer de aproximadamente veintinueve años y Pansy entretenida con la ropa en los aparadores tras una pared de cristal de una tienda elegante de ropa de fiesta. Gritándole, de vez en cuando: «¡Así, cariño, lo estás haciendo muy bien!» alimentando el, de por sí ya, salvaje espíritu de su esposo.

Entonces, de un momento a otro, ambos involucrados ya se hallaban prensados del cabello. Harry no pudo evitar torcer una mueca cuando notó como aquella chica cerró su puño entre la coleta de Draco, obligándolo a actuar como solo un Malfoy (supone) es capaz. Él la tomó de los hombros, la empujó hacia adelante y le metió un rodillazo en la panza.

A su espalda, Draco sonreía entretenido con el vídeo. Lo notó cuando su reflejo se interpuso entre el suyo y el del gerente encargado de las cámaras de seguridad, en la pared cristalina de enfrente.

¿Él de verdad estaba disfrutando reviviendo esos momentos?

En seguida, volviendo a la grabación, se pudo observar como de vez en cuando su mano pálida osilaba entre el interior de su saco, tentando de sacar de su varita. Harry debía darle el mérito en ese hecho, pues se contuvo así evitando otro tipo de problema más grave. Entonces, cuando la gente comenzó a encerrarse en torno a ellos, unos hombres llegaron para separarlos.

Ella, con el maquillaje corrido y el tirante de su vestido roto, luciendo furiosa, y Draco, luciendo incluso tan radiante que antes con su cabello echo un desatre pero con una sonrisa de victoria. También, Harry fue testigo del momento cuando la otra casi alcanza a tomarlo del brazo para comenzar una nueva pelea y Draco invadido de adrenalina queriendo saltar lejos de los brazos del guardia de seguridad que ya lo cargaba como todo un saco de papas sobre su hombro. Y aún así, lanzando indirectas y frases para nada elocuentes hacia la mujer problema.

Sí, él sabía pelear bien.

—¿Te estás riendo?

Draco se aguantó un risa tímida, más por estar frente a otras personas desconocidas que por tratarse de Harry. Y negó, hecho que para nada era conveniente.

—Los dejamos solos para que hablen —dijo uno de los gerentes saliendo de la habitación.

Cuando esto hubo sido así, Draco rompió en una risa limpia. Apresurándose entonces a cubrir su boca con sus manos.

—¿De verdad te parece bien esto? —Harry no se oía molesto, más bien, algo como lo que mejor se describiría, estado de shock, o seriedad disfrazada de sorpresa.

Draco respondió con un encogimiento de hombros, agregando:

—A mi parecer no estuvo tan mal, ¿No?

Harry se quería reír también. Su dragón era un caso peculiar.

A CRAZY MAGIC FAMILY: Primera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora