vingt-trois.

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—Paul, Dorothy acaba de fallecer. 

La voz de su padre sonaba seria e imperturbable. Sus ojos se aguaron y su corazón empezó a latir más rápido. Al fondo se escuchaba con claridad a una mujer llorar desconsolada, no sabía de quién se trataba y eso lo ponía más nervioso. 

—No juegues conmigo así... -trató de convencerse a sí mismo de que no era verdad; incluso se hubiese reído al escuchar esa noticia tan inesperada. 

—¡¿Crees que jugaría contigo con algo semejante?!- gritó su padre del otro lado de la línea y Paul se sintió peor. 

—¿Qué le sucedió? ¿Cómo es posible? Ella estaba tan bien, según la carta que recibí... -habló apresuradamente y Jim suspiró con pesadez interrumpiéndolo. 

—Tuvo un aborto espontaneo y lamentablemente... no lo soportó.- le informó y el pelinegro se agarró el cabello con la mano que tenía libre. Escuchó que alguien entraba a la oficina pero no se volteó para cerciorarse. 

—Todo esto es mi culpa, si yo no hubiese venido... 

—De todos modos no es algo que pudiésemos prever, hijo. Lo siento.- murmuró consternado el hombre y Paul sintió como unas manos se posaban en su cintura, sobresaltándolo. 

—Lamento mucho haber sido tan irresponsable, tan mentiroso, yo...

—Suficiente, Paul. Es demasiado tarde para arrepentirse. De todos modos ella ya no está con nosotros. 

—¿Qué sucede, Paulie?- susurró John en su oreja y el menor negó con la cabeza. 

—Te llamaré luego. ¿Con quién estás? -preguntó aun muy perturbado por la noticia y su escuchó como su padre aclaraba su garganta incómodo. 

—Estoy con la señora Millie, una amiga mía y de tu madre.-le informó y ese nombre se le hizo realmente conocido, en algún lugar lo había escuchado...

—Me alegra que no estés solo, hablamos después, ¿sí? Te quiero, papá.

—Y yo a ti, Paul, vuelve pronto.

Y colgó. 

Paul se volteó y John se alarmó al ver lágrimas corriendo por sus mejillas, lo acercó a su cuerpo y lo abrazó con fuerza. Sus brazos se entrelazaron con necesidad y el menor lloró desconsoladamente en el hombro de su mejor amigo. No le gustaba demostrarse débil y vulnerable, pero era una situación que lo sobrepasaba por mucho. 

—Dorothy murió, John. 

Y el castaño no supo si entristecerse o suspirar aliviado. 

—Lo siento muchísimo, Paul.

Un silencio arrasador se apoderó del despacho y siguieron abrazados hasta que Astrid interrumpió la escena en completa ignorancia de lo que sucedía. Ambos chicos levantaron su cabeza cuando la puerta se abrió y se separaron abruptamente. 

La rubia se preocupó al ver el rostro de Macca, sin embargo no cuestionó nada, se disculpó y salió nuevamente. 

—A... Astrid...

—No te preocupes, ella no dirá nada al respecto. Solo nos abrazábamos. 

—Debemos ser más cuidadosos. -dijo irritado y John lo miró con decepción. 

 —¿Acaba de morir tu novia y te preocupas por lo que piense Astrid? 

—Mi novia no importaba mucho mientras te la mamaba, ¿verdad? -preguntó hiriente y el mayor frunció el ceño. 

Like dreamers do. | McLennon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora