No podía creer que volviese a tener razón.
John Lennon, acurrucado contra el muro, sollozaba con fuerza hasta que percibió que no estaba solo. Observó casi con terror como el pelinegro hacía acto de presencia y se limpió con rapidez las lágrimas que aun quedaban en sus ojos y en sus mejillas.
Paul sentía la misma incomodidad, pero si de algo tenía certeza era de que necesitaba estar allí, por alguna u otra razón.
—¿Qué mierdas estás haciendo aquí?- gruñó el castaño con furia mientras se levantaba del suelo y se sacudía los pantalones.
—Yo... hmmm...- no fue capaz de responder nada, sin embargo, el mayor no quería respuestas de todos modos, quería escapar. Agarró su chaqueta y se encaminó a la salida del orfanato, pero antes se vio interrumpido por el agarre que proporcionaba el pelinegro a su brazo, impidiéndole seguir caminando,—¡Espera, John!
El castaño se detuvo de inmediato, sus pies parecieron dejar de responder y se quedó donde estaba, inmóvil, sintiendo el calor de la mano de Paul alrededor de su antebrazo.
—¡¿Podrías dejar de molestarme, McCartney?!- exclamó con fuerza, casi desarmándose de nuevo, pero sin permitírselo porque no quería mostrarse aun más débil frente al otro chico.
—¿Qué sucede?- preguntó casi en un susurro el menor y John solo negó con la cabeza.
—Nada que te incumba.
—No... yo... supongo que no quiero verte mal...- se excusó tratando de no parecer tan patético y al notar la mueca extrañada del castaño siguió diciendo,—No me agradas, pero si puedo ayudarte en algo...
—No te importa.- volvió a recalcar y otra vez quiso marcharse, siendo detenido por el cuerpo del pelinegro. Ambos quedaron cara a cara, dándose cuenta que eran casi igual de altos. Paul pudo ver como los ojos pequeños que tanto conocía estaban hinchados por el llanto reciente y sintió como se le aceleraba el corazón.
—Cynthia también estuvo extraña, ¿sucede algo con ella?- se atrevió a preguntar y John solo soltó el aire que tenía retenido en sus pulmones con fuerza.
—¿No te rendirás, verdad?
—No creo.
—Sí, digamos que tiene que ver con ella.- admitió un poco más tranquilo y se sentó justo al lado de un árbol cerca de donde se encontraban de pie.
—¿Qué sucedió?- preguntó Paul tomando asiento justo a su lado, un tanto alejado para no sofocarlo más.
—¿Somos amigos o algo así? Porque de verdad esto es muy extraño.- dijo el mayor haciendo reír al más pequeño y este solo se encogió de hombros.
—Nos la pasamos debiéndonos cosas, podría decirse que somos conocidos.- explicó y John asintió, dándole la razón.
—Terminamos.- dijo por fin y Paul sintió la molestia subiéndole por la garganta.
—¿Te interesaba tanto como para llorar de esa manera?
—No lloraba por ella... agh, no quiero hablar sobre esto con nadie.- explicó el castaño y Paul volteó los ojos,—Por cierto, ¿por qué entrarse aquí?
—Ehmm, bueno, me dio curiosidad.
—Este es casi mi lugar favorito en el mundo y a nadie antes nunca le había dado curiosidad.
—Soy diferente a los demás, al parecer.- y claro que lo era, pensó recordando sus sueños.
—Es tan extraño todo lo que sucede contigo... es como si de cualquier modo estuviésemos destinados a encontrarnos.- dijo el mayor frunciendo el ceño y jugueteando con sus dedos en señal de nerviosismo.
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Like dreamers do. | McLennon.
FanfictionPaul caminaba, caminaba y caminaba sin cansarse a través de la maleza. Las hojas naranjas y amarillentas que habían caído en primavera eran la única cosa de la que tenía certeza... Y quizás también que aquel chico castaño de ojos pequeñitos aparecí...