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Al llegar a la escuela, en la compañía de George y de su animado dialogo acerca del mejor cereal del mercado, Paul no pudo evitar sentirse abrumado por la responsabilidad que cargaba encima de sí. 

No tenía claro en qué creer; seguramente todo lo que había soñado era una invención de su cabeza, pero su lado iluso y lleno de esperanza le gritaba con fuerza que se asegurara de que John estuviese bien. De todos modos, era consciente que lo que fuera que le sucediera él no podría detenerlo, al ser tan delgado y tan débil no conseguiría hacer mucho. 

Caminaron unos metros más hacia la entrada y pudieron ver reunidos a sus amigos hablando y a Ringo carcajeando, quien fue el primero en notar su presencia. 

—¡Macca! ¡Geo!- exclamó feliz y pasó su brazo por los hombros del más pequeño quien le sonrió divertido.

—Hola a todos.- saludó con una sonrisita el pelinegro y pudo notar que John le devolvió la sonrisa. 

—Hola, bebita.- respondió burlesco haciendo que los chicos rieran y que Cynthia lo mirara confusa. Paul solo volteó los ojos fastidiado y volteó su cabeza para observar a unos muchachos afinar sus instrumentos muy concentrados. 

En ese momento, y sin prestar mucha atención, una cabellera pelirroja se mostró en su campo de visión y se fijó en que la dueña era la misma chica que había armado el escándalo el día anterior. Suspiró con fuerza, e ignorando la explicación de John acerca de su nuevo sobrenombre, se acercó lentamente hacia ella, quien se encontraba sola y sentada en medio del pasto. 

—Hola... ¿Jane, verdad?- habló con nerviosismo y la chica levantó su cabeza para observar a Paul.

—Hola, sí, ¿tú eres...?

—Paul, Paul McCartney, soy nuevo.- respondió con una sonrisa y la pelirroja asintió divertida. 

—Siéntate conmigo, Macca.- se apresuró a decir la chica cerrando el libro que leía y poniéndole mucha atención a su acompañante. El pelinegro asintió contento y se sentó donde le habían indicado. 

—Es que ayer te vi pelear con ese...

—Oh, ni siquiera me lo recuerdes que me da dolor de cabeza.- lo interrumpió furiosa y se llevó una mano a la frente. 

—Lo siento, no quería incomodarte, es que me pareció... curioso.- se explicó y Jane solo soltó un suspiro lleno de cansancio. 

—Era un idiota. No sé por qué te digo esto, pero quiero que quede claro que yo no me exalto por cualquier cosa.- se apresuró a defenderse y Paul rió. 

—No te estaba pidiendo explicaciones, Jane, solo quería que supieras que sí tiene pinta de idiota.- trató de hacerla reír con el comentario y lo consiguió. La risa de la chica era muy bonita. 

—Pues así es, Paul, tienes un buen ojo para los idiotas.- le aseguró y el pelinegro se apresuró a dirigir su mirada hacia su grupo de amigos, específicamente buscando a una persona. Cuando la encontró se impresionó de que sus ojos chocaron de inmediato y se notaba que John no estaba para nada contento. 

Paul desvió asustado su mirada y la fijó en Jane, quien lo miraba con ensimismamiento. 

—¿Tengo algo en la cara?- preguntó asustado y se tocó apresuradamente los cachetes. 

—¿Alguna vez te han dicho que eres muy bonito, Macca?- le devolvió la pregunta y Paul sonrió con ilusión; solo una persona le había dicho aquello y esa persona estaba justamente todos los días y las noches en sus sueños. 

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Paul y Jane habían quedado en términos amistosos al final de su charla y se prometieron mutuamente que hablarían de nuevo en la salida. George no había podido parar de hablar sobre aquello y sobre lo mucho que le había impresionado su valentía, justificando su asombro con: "Tú eres de los que ve una chica y se desmaya o se tira las cosas encima, no sé qué sucedió hoy."

Like dreamers do. | McLennon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora