q u a t r e.

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A la mañana siguiente Paul se despertó con una presión en el pecho y una gran sensación de inseguridad. Se removió entre las sabanas de su cama y se fijó en que el reloj aún no daba las seis de la mañana. 

Era sumamente extraño cuando eso sucedía, porque él siempre se exigía a sí mismo con seguir durmiendo, para no dejar de soñar lo que sea que estuviese soñando. Frotó sus ojos con cuidado y soltó un bostezo, dándose cuenta de que no había logrado dormir bien y tampoco conservaba el recuerdo de nada de la noche pasada. 

Se dirigió con rapidez al baño, se duchó, lavó sus dientes y se puso un pantalón negro, con zapatos de fiesta, una camisa a cuadros y su chaqueta negra de siempre. Se peinó el cabello hacia atrás, pero fue en vano porque este no quería colaborar ni quedarse quieto. Se rindió finalmente y tomó su guitarra sin preocuparse mucho por su maleta. 

—Buenos días, cariño.- saludó Mary al pelinegro y este se dirigió hacia ella para darle un beso en la mejilla. 

—Mami, ¿por qué Paul no tiene uniforme como yo?- preguntó Mike haciendo una mueca y la mujer rió.

—Es que Paul va a una escuela especial...

—Sí, a una escuela de delincuentes buenos para nada.- escuchó el muchacho decir a su padre quien hacía acto de presencia en la cocina. 

—Ya hablamos sobre esto, Jim.- lo reprendió la castaña y él solo bufó. 

—Wow, Paulie, no sabía que eras delincuente.- confesó el pequeño niño haciendo reír al mayor. 

—Yo tampoco.

Cuando terminó su desayuno se despidió de todos sin tanta prisa porque era temprano y estaba seguro de que su amigo no era la persona más puntual en la tierra. Caminó con tranquilidad por las calles hasta llegar a la estación de buses y notó a una persona allí que conocía. 

Cynthia, quien tenía el cabello todavía más claro que la semana anterior, estaba sentada en la estación y apreciaba sus uñas con mucha atención. Paul se acercó en silencio para no asustarla y se sentó justo a su lado, haciendo que la chica lo mirara impresionada y con una sonrisita. 

—Hola, Macca.- lo saludó y el pelinegro sonrió. 

—Hola, Cyn. Qué lindo quedó tu cabello. 

—¿Tú crees? ¿Crees que le guste a John?- preguntó con incertidumbre y Paul solo se encogió de hombros. 

—Por supuesto que sí, sin importar como esté tu cabello te ves bien. Eres muy bonita, Cynthia.- la chica, al escuchar aquello, se sonrojó considerablemente y empujó al muchacho de forma juguetona. 

—Eres un tonto, Paul.

Después de esa pequeña conversación hablaron un poco más acerca de las materias, los profesores y algunos chismes de personas que conocían y que tenía en común por sus clases, y entonces, cuando la joven iba a decir algo importante, George se apareció justo en frente de ellos con la respiración agitada. 

—Demonios, se me hizo tarde.

—Llegas justo a tiempo... es más, ni siquiera ha llegado el bus.- lo tranquilizó el pelinegro y el menor soltó un suspiro de alivio, tomando asiento justo al lado de Cynthia. 

Se saludaron y por fin la chica pudo decir lo que quería:

—Hoy tenemos clase de dibujo anatómico.

La respiración de Paul se detuvo y observó alarmado hacia su mejor amigo, quien también había caído en cuenta de lo que eso significaba: tener la primera clase con John Lennon, en el mismo salón, con la misma gente, a la misma hora. 

Like dreamers do. | McLennon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora