15✓ Una década

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Bajo con lentitud hacia la puerta de la entrada de mi casa, alguien tocó hace unos minutos, sé que es Simeón, pues quedó en venir hoy después de entrenamiento, no quiero abrir pero tengo que hacerlo, el gusto que tenía por él simplemente se desvaneció, ya no siento nada por él, pero tengo que fingir lo que sea necesario. Al abrir la puerta la sorpresa no puede conmigo; ella no espera a que la invite a pasar cuando ya está dentro, se sienta en el sofá individual y espera a que yo haga lo mismo.

—Acepto—Dice de repente evadiendo mi mirada.

Una sonrisa siniestra sale de mis labios. De algún modo siento que mis hombros dejan de estar pesados, no quería seguir haciendo esta mierda, ella me lo ha facilitado todo.

—Si me entero de que la información que me das es falsa prepárate para lo peor—La miro directamente a los ojos.

Ferideh se levanta del sofá y camina lentamente por toda la sala, yo mientras tanto me cruzo de piernas esperando a que empiece a hablar, tengo todo el tiempo del mundo, si la acoso probablemente quiera anular el trato y eso me complicaría todo.

—Abdon si planea algo—Habla haciendo que toda mi atención caiga en ella—En una década llegará alguien extremadamente importante que hará cambiar todo en el otro lado.

La miro, eso ya lo sabía pero tengo que actuar ingenua. Ella no puede enterarse de que ya empecé con mi plan de descubrir que mierda pasa, quiero hacerla creer que no sé absolutamente nada porque no confío en ella, es más cercana a Abdon y escogería mil veces servirle a él, que idiota.

—¿Qué te refieres a cambiar todo en el otro lado?—Pregunto levantándome de mi lugar.

Camino en dirección a la ventana que queda en dirección a la casa de Austin, al mirar tras ella, me doy cuenta de que él está ahí, mirándome.

Cabrón.

Dejo de mirarlo para concentrarme de nuevo en Ferideh que se ha recostado en la pared.

—Él no mencionó esa parte, pero no será nada bueno, no para todos.—Responde encogiéndose de hombros.—A veces no todos tenemos el mismo objetivo. 

Eso no me sirve de nada, necesito algo más contundente.

—Necesito más información, esto no sirve de nada.

—Es todo lo que sé.—Contesta de inmediato.

—Pues no es mucho.—La miro impaciente.

Antes de que pueda contestarme la puerta es tocada por alguien, ya sé quien es, y al parecer Ferideh no. La tomo lo más rudamente que puedo del cuello y la hago ver por el pequeño agujero de la puerta para que se dé cuenta quien es y ella de inmediato me empuja, no se lo esperaba.  La giro para que me mire y solo encuentro dolor en su mirada, quiero dejarla en paz pero ella se ha buscado esta mierda, ella ha hecho que la odie.

—Él seguirá viniendo a mi las veces que sean necesarias, de ti depende que frene esta mierda—Le susurro y ella me mira con odio—Conseguirás más información y yo dejaré en paz tu relación toxica con ese cabrón.

Ferideh me vuelve a empujar con brusquedad , mientras yo solo la miro desafiante. 

—Quiero algo más—Susurra captando mi atención.

Me sorprende pero no digo nada, quiero esperar a que ofrezca algo interesante, me gusta hacer tratos.

—¿Que?—Pregunto con irritación al notar que no quiere hablar.

Ferideh suelta aire comprimido.

—Me dejarás ganar en todos los entrenamientos que tengamos juntas.

Eso me hace reír.

—¿Y que gano yo a cambio?—Ella se queda callada pero yo tengo algo que proponer.—Dejarás en paz a Salvador, no te vas a insinuar más a él, le dirás que no sientes nada por él porque solo así podrá seguir adelante.

¿Es un buen trato? No lo sé, ella saldría ganando si acepta, pero quiero que Salvador supere lo que siente por ella, porque todos sabemos que es imposible y que ella jamás lo querrá, jamás le va a corresponder a sus sentimientos.

—No—Su determinación me asombra.

—Él no merece una maldita como tu.

—¿A ti si?—Pregunta de inmediato.

Vaya, Ferideh si que me ha asombrado hoy.

—No estoy enamorada de él, solo es mi amigo—No sé porque se lo aclaro, tal vez tengo que hacerme creer a mi misma que solo lo quiero como amigo, así es, así tiene que ser.

—No acepto el trato—Vuelve a repetir.

Tengo que persuadirla, ella tiene que aceptar porque de otro modo Salvador seguirá haciéndose daño a sí mismo, ella juega con él y soy la única que se da cuenta.

—Quieres volver a ser el centro de atención, la favorita, la más poderosa—Ella me mira con interés—Acepta el trato y puedes volver a tomar tu lugar, yo me haré a un lado.

Los ojos de Ferideh se iluminan, espero acepte, sería muy inteligente si lo hace.

—No, no lo haré.—Ferideh se dirige a la puerta.

Mierda. ¿Qué?

Pero parece que a las dos se nos ha olvidado que alguien estaba tras la puerta esperando.

Simeón.

Al vernos la confusión y una expresión que no logro descifrar, nos mira a ambas consecutivamente, yo me quedo callada, Ferideh también, ¿Qué podríamos decirle? 

—¿Qué mierda?—Pregunta Simeón.

Yo lo miro con diversión, pero por su parte Ferideh se le abalanza y lo abraza.

—Mi amor—Ferideh le habla con una voz chillona—¿Recibiste mi mensaje? ¿Haz venido por mi?

Tengo ganas de soltar una enorme carcajada pero la retengo. Simeón está bastante confundido pero no tengo tiempo de esta mierda, iba a cerrar la puerta en sus narices pero alguien viene subiendo mi pórtico.

Que oportuna visita, y por oportuna me refiero a inoportuna.

—Ven aquí—Lo tomo del brazo y lo halo hacia adentro pero alguien me lo arrebata.

La mirada que le da Simeón a Salvador es de frialdad pura, el ambiente se torna bastante tenso y busco con la mirada a Ferideh, ella está bastante nerviosa.

Sospechosamente nerviosa. ¿Qué pasa aquí?

—Vamos a casa—Ferideh intenta convencer a Simeón pero este no le despega los ojos de encima a Salvador.

Hay un momento de silencio bastante incómodo.

—¿Qué pasa aquí?—Pregunto captando la atención de todos.

Que situación tan incómoda, yo aún sostengo el brazo de Salvador, Salvador está tan cerca de Simeón que siento que en cualquier momento le dará un puñetazo y lo enviará lejos, Ferideh sostiene el hombro de Simeón y Simeón mira con odio a Salvador.

Qué trabalenguas.

—Te voy a moler a golpes—Sentencia Salvador, pero yo lo halo hacia mi.

Simeón ríe con hipocresía.

—¿Te acuestas con mi novia y soy yo el que debe recibir los golpes?

Su confesión me deja helada. Suelto de un tirón el brazo de Salvador captando la mirada atenta de todos.

¿Por eso Ferideh no quería aceptar el trato? 

Salvador me mintió, él..él.

¡Maldita sea! 

Salvador me toma del brazo pero lo empujo lejos de mi y cierro la puerta, dejando a todos en mi ático asombrados por mi reacción; hasta yo estoy asombrada.

¿Qué me pasa?

¿Es porque me mintió? 

¿Hay algo más?




Después De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora