23✓Lo que todos saben

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—¿Cómo mierda entraste?—En serio debo poner más seguridad a mi maldita casa, la estúpida de Ferideh me mira mientras yo me levanto de mi cama.

—Eso no es lo que importa ahora, nadie puede enviarte al purgatorio—Me mira con diversión—Solo Abdon.

Suelto una risa fingida. 

—¿Se te olvida que eres un elemento igual que yo?

Ferideh se encoge de hombros, tal vez ya está mentalizada en que pronto nos pasaremos al purgatorio con entradas VIP. De igual manera, llevo pocos meses aquí, en el otro lado, hasta ahora todo ha sido entretenido y nuevo, pero no me imagino aquí varios siglos; la monotonía, las mismas personas, los mismos lugares, soy mas nómada.

—¿Qué hablaste con Terra?

—Lo que tu ya sabes, lo que todos saben, al parecer.

Salvador y Austin ya sabían más que yo antes de entrar a esa cueva, que no me lo hayan mencionado me pone un poco sentimental. 

Por no decir enojada.

Engañada.

—Austin y Salvador no saben aún nada relacionado con ella, espero no vuelvas a pronunciar su nombre en voz alta, imbécil. 

—¿Qué hago?—Pregunta ya cansada de que repita lo mismo—Ella no me indicó como actuar al respecto, estoy en un limbo. 

—En serio siento que tu maldito cerebro está atrofiado—Me mira de manera recriminatoria—Exactamente harás nada, tienes que seguir actuando conforme a como quieras porque si te decimos que hacer vas a cambiar el curso de las cosas y eso no es lo que queremos, fuego. 

Me levanto de la cama directamente a la sala con Ferideh siguiéndome los pasos.

—¿Por qué hicieron que me encontrara con ella si de todos modos ya sabemos el desenlace? 

—Por como termina, obviamente. 

Ahora si estoy confundida, ella no mencionó nada detallado sobre como terminaba todo en este lugar.

—Terra me dijo que los elementos no se traicionan—Miro a Ferideh que ahora está algo nerviosa—¿Cuál es el desenlace?

—No te lo diré, no entiendo que es lo que no captas. 

—Espero te tengas que sacrificar.—Tomo mi bolso del sofá y salgo directamente hacia el coliseo, hoy tendremos entrenamiento. 

Llegando al coliseo veo que hay una gran revuela, al acercarme noto que es lo que sucede. 

Jodida mierda.

Salvador y Simeón eran el centro de atención de todo este espectáculo 

—¿Pelea de perros?—Pronuncio llevándome la atención de todos, incluso de los que se están matando en el centro del circulo. 

Estos don fácilmente podrían ser pareja, se aman y se odian al tiempo, es algo que en estos meses de amistad no he podido comprender; un día se aman, van juntos a entrenamiento, se abrazan y se miran con complicidad, pero otros días simplemente es como si no pudieran soportar la idea de estar cerca. 

Mierda.

—Se gustan—Pienso en voz alta, ahora si estoy captando las miradas de todos.—Mierda—Los miro a ambos captando el cambio de color que tiene su rostro.

Antes de que Salvador pudiera decir algo, algo como negar lo que es más que evidente, o al menos para mi; el citófono del coliseo (Un hombre cuyo dominio es hablar tan fuerte que ha reventado tímpanos) decide aparecerse.

Después De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora