31✓ Enfrentando las Sombras

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El coliseo se alzaba majestuosamente frente a mí, sus imponentes muros de piedra evocando la grandeza de los antiguos enfrentamientos romanos. El bullicio de la multitud resonaba en mis oídos mientras caminaba hacia el centro de la arena, mi corazón latiendo con anticipación y determinación.

Tenía la cara cubierta por un velo cuando entré al lugar, estaba vestida de harapos azules, como lo hacia Ferideh, porque en este momento estaba disfrazada de ella.

Sabía que era arriesgado, pero también era la única manera de demostrarle a Abdon que no podía controlarnos a su antojo, que éramos elementos naturales destinados a luchar juntos y no a ser manipulados.

Que primero elegía a mis amigos. 

 Todo iba de acuerdo al plan, pero cuando mi mirada se cruzó con la de Abdon él lo supo.

Mis rivales me miraban con desprecio y deseo de victoria. Sabían que tenía una reputación como una de las más poderosas, y estaban decididos a derrotarme. Pero yo estaba lista para enfrentarlos, lista para demostrarles que no podían subestimarme.

Y lista para demostrarles que yo no era Ferideh, de igual manera Abdon ya lo sabia. 

El primer oponente se abalanzó sobre mí con ferocidad, su golpe rápido y preciso. Pero mi entrenamiento y mi agilidad me permitieron esquivar sus ataques y contraatacar con fuerza. Uno a uno, fui derrotando a mis oponentes, superando cada obstáculo con determinación y astucia.

Sin embargo, mi triunfo fue efímero. Abdon, desde su posición elevada, observaba cada uno de mis movimientos. En un momento crucial, detuvo el torneo, congelando la acción y sumiendo el coliseo en un silencio sepulcral.

Abdon se acercó a mí con paso lento y amenazador, sus pies evitaban a toda costa cruzarse con los cuerpos esparcidos en el piso . Su mirada fría y distante me perforaba, recordándome la traición que había cometido al infiltrarme en el torneo.

—Todos lárguense.—No tuvo que gritar, ni mirar a los presentes para ordenar, en cuanto miré sobre su hombro ya no había nadie en este lugar.

Era el puto amo.

—Te creías más astuta de lo que realmente eres —dijo Abdon con voz gélida—. Pensé que podía confiar en ti, pero me has demostrado lo contrario.

Las palabras no salían de mis labios, estuve tan cerca y tan lejos.

Pero tenia que mantenerlo distraído por un buen tiempo.

—Te dije que no debías ordenarme.

—Tendrás que pagar las consecuencias de desobedecerme. 

—No puedes hacerme esto, sabes que no fue mala intención, te desobedecí pero no me revelé ante ti—Con furia me voy acercando a el.

—Un nuevo torneo, pero esta vez, enfrentándote a  Austin, Salvador, Simeón y Ferideh.

Intenté convencerlo de todas las maneras posibles, argumentando que éramos más fuertes juntos, que necesitábamos unirnos para enfrentar a un enemigo mayor. Pero sus palabras cortantes y su rechazo continuo me hicieron entender que no había marcha atrás.

O eso creí. 

Pero ahora nada importaba, debía darle mas tiempo a Ferideh para un plan b, así que distraerlo era mi única y mejor opción. 

No habrían mas torneos.

Ya se habían extinguido más de la mitad de nosotros. 

—¿Eres idiota?—En serio, tenia que hacer tiempo, pero no podía soportar los estúpidos mandatos de este ser.—¿Tomas deliberadamente decisiones? ¿Tu solo? ¿Tu consejo no sirve para una mierda? 

Después De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora