14✓El plan.

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Salgo apresurada de mi casa, tengo que recoger a Salvador en su fraternidad, luego de pasar aquí dos noches decidió irse, extrañaba su cama. Siempre que se queda en mi casa duerme conmigo, dice que duermo terrible.

Desde el pórtico admiro mi precioso auto, Salvador ayer me lo pidió prestado y lo trajo demasiado sucio y lleno de fango, así que tuve que "lavarlo" por supuesto no fue con agua porque se que se echará a perder si lo hago. 

Un leve gruñido me sobresalta, recorro mi vista por toda la calle, pero solo al llegar al patio de enfrente de la casa de Austin me doy cuenta. Corro hacia él, está sentado en el suelo con la mano dentro de la cadenilla de su moto, noto como sale sangre, mierda. Austin la saca con suavidad y noto que se desprendió un poco del cuero de dos dedos. Me arrodillo verificando que no sea algo demasiado grave.

—Ven, te ayudo.—Me ofrezco pero a Austin parece no agradarle la idea.

Austin se levanta con brusquedad, pero un leve quejido me hace saber que no está del todo bien. Me levanto también y tomo su mano, si parece un poco grave, iba a decirlo en voz alta cuando una corriente eléctrica me hace gritar.

Maldita sea. 

—No necesito tu ayuda—Su voz ronca me hace mirarlo directo a los ojos.

Ojos llenos de... ¿Furia?

Qué mierda.... ¿Qué mierda le pasa? Yo solo quería ser amable, Salvador me enseñó a serlo, pero también me advirtió que no todo el mundo respondería de igual manera. Austin entra a su casa pero yo detengo la puerta con mi pie, entrando y viendo como se queja del dolor sin percatarse que lo estoy  mirando.

—¿Qué te hice?—Pregunto quedándome quieta a unos pocos metros de él.

Austin bufa.

—¿Qué mierda haces aquí?—Pregunta con cansancio.

Bajo mi mirada.

—Creí que éramos amigos, Salvador dice ser amable está bien, que..

No me dejó terminar.

—Yo no quiero ser tu amigo.—Responde secamente.

Salvador dijo... Mierda, no quiero volver a ser una arpía, pero las personas no me hacen la tarea nada fácil.

—Eres un marica—Cierro la puerta con fuerza y me largo de allí.

En el camino intento contactarme con Salvador pero no contesta su dingg.

—¿Por qué nunca contestas ese aparato?—Pregunto a Salvador mientras arranco.

Salvador tiene los ojos hinchados de tanto dormir e intenta peinar su largo cabello. Lleva una camisa de leñador y unos jeans, creo que durmió más de la cuenta.

—Casi nunca lo tengo cerca.—Se encoge de hombros sin darle importancia.

Ruedo los ojos. Quería contarle a Salvador sobre el encuentro con Austin, usualmente le cuento todo lo que me pasa y él me cuenta a mi, pero quiero omitir esto, no le daré importancia al engreído de Austin.

—¿Estás listo?—Pregunto mirándolo, aún sin salir del auto.

Afuera todos están en su mundo, caminando de aquí a allá, sin percatarse de que estamos a punto de empezar un plan que ruego nos salga bien.

Salvador asiente, sin decir nada.

No se pueden dar cuenta de lo que planeamos, de lo que escondemos, Abdón nos castigaría, nos enviaría a la cueva o posiblemente directo al purgatorio. No quiero que Salvador pague un castigo que no se merece, un castigo que tendría por mi culpa, así que quiero apartarlo del plan, definitivamente fue un error meterlo en esto, lo conozco, es demasiado terco y sé que será bastante difícil convencerlo, pero lo haré.

Después De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora