4✓¿Las favoritas?

69 4 0
                                    

Simeón en multimedia.

—¿Es en serio?—Pregunta incrédulo.

Lo detallo por unos segundos, Simeón es el tipo de chico que siempre quise como novio, el que veía salir de la universidad con su chaqueta de capitán de futbol americano mientras yo atendía su pedido en la cafetería. 

¿Por qué tenía que ser tan lindo?

No, en realidad aquí la mayoría de los chicos son lindos.

—Tuve una vida de mierda, Simeón—Pausé un poco, ya qué personas pasaban junto a nosotros—No quiero llegar aquí y que tu maldita novia celosa haga de mi muerte lo mismo.

Simeón se quedó mirándome por unos incómodos segundos. ¿No va a decir nada?

—Llevas practicando dos meses, aún necesitas más ayuda.

Bufé.

Pensé que nuestros acercamientos eran por algo más que por "ayuda". Dé igual manera no me haría muchas ilusiones, no sé cuanto tiempo llevaba Simeón muerto, estoy realmente loca pero jamás me imaginé enamorada de un muerto.

—No la necesito—Me encojo de hombros y me marcho.

Hoy tengo entrenamiento en la tarde, aún me quedan dos horas libres. Camino por todo el campus de la universidad, recibiendo miradas de curiosidad, odio y otras un tanto coquetas. 

—Quería hablar contigo—Me toma del brazo, pero lo suelta de inmediato al sentir el calor que conscientemente suelto.

Lo escucho quejarse por lo bajo.

—No me toques—Le digo hecha furia—No estoy teniendo un lindo día como para que alguien quiera molestarme.

Esto era lo que aún no podía controlar.

Mi furia.

Pude controlar mi felicidad, que al ser poca fue bastante fácil. Controlé mi poder de leer mentes, pues me daban horribles dolores en mi cabeza al escuchar los pensamientos de todos. Pude controlar todo, menos mi furia. Según Abdón, será bastante difícil; él tampoco pudo controlar su poder natural y Simeón le dio la razón al contarme la experiencia de su amada novia.

—Solo quiero hablar.—Se excusa.

Me río sarcástica.

—¿Para qué?—Me acerco a él, pero para mi sorpresa no se mueve de su lugar como cualquier muerto lo hubiera hecho.—¿Quieres volver a dejarme casi inconsciente?

Se rasca la nuca con incomodidad.

—Es sobre eso, no fue mi intención.

—Austin—Lo detengo antes de que siga hablando—No me importa.

Paso por su lado haciendo que nuestras manos se choquen y con eso quemar la suya. 

 Se supone que todo debería ir mejor.

Cuando llego a mi destino me siento en el prado verde, diviso a muchos muertos practicando algún deporte, otros en parejas compartiendo una amena conversación, otros pocos simplemente haciendo lo que yo hago, nada.  Aquí estaba muy tranquilo y alejado de todos. Es extraño seguir viviendo sola. Es por seguridad según Simeón y Abdón. Las personas de aquí que tienen dominios no peligrosos viven juntas en una "fraternidad", los demás debemos vivir solos.

Vaya gracia.

—La del dominio natural.—Una voz bastante gruesa me hace girar hacía la derecha.

¿Quién es este?

Después De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora