Capítulo 07 - Isaeva

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-Aryeh-

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-Aryeh-

La única llave a mis sentimientos la deberías tener tú, pero... ¿por qué ella parece estar a punto de romper la puerta?

Transcurrió un mes entero en el cual nuestras ocupaciones nos habían distanciado. Tuve algunas entrevistas en podcasts, revistas, sesiones de foto, reuniones con posibles directores para el vídeo de Demons Behind My Neck y para todo el marketing a su alrededor, incluyendo temática en las fotos, vestimenta, vídeos promocionales, una absoluta y estresante locura.

Para mi fortuna, nomás había una ventana libre, la aprovechábamos para hablar ya fuese por mensaje o por teléfono y en especial para vernos. Varias veces para desayunar e ir al parque a caminar, un par de veces al cine de incognito lo cual le causó bastante gracia la primer vez que lo hicimos, pero sin duda nuestra reunión más especial fue el día que fuimos al parque de diversiones...

-No puede ser que seas tan malo disparando –recriminó en tono burlón mientras caminábamos por el lugar.

-Es gracioso que digas eso cuando no le diste ni a un globo –me miró frunciendo el ceño y luego quitó la mirada rápido para hacerme reír.

-¿Crees que puedes llegar al tope? –preguntó parándose y viendo el martillo de fuerza-. Si lo consigues podremos ganar un premio –su comentario me obligaba a darle. Suspiré y negué con la cabeza resignado por la obligación.

-Veamos si lo logro –dije poco convencido. Tomé el martillo y le di con todas las fuerzas, pero con una muy mala técnica, lo que hizo que el impacto no fuese de lleno, de todas maneras, las barras fueron subiendo y subiendo hasta casi el tope, quedándose a un pequeño cuadrito del premio-. ¡Mierda! –vociferé frustrado lo que la hizo reír hasta quedarse sin aire. Mi plan de darle el tan cliché regalo de feria se vio arruinado por esa maldita máquina.

-Confirmo que dimos vergüenza en todo –aseguró entre risas obligándome a unirme a su carcajada.

Fuimos hasta la entrada de la montaña rusa y había un gran inconveniente, mi pavor a las alturas.

-No puedo subirme.

-¿Por qué no? –quiso saber extrañada.

-Tendría que quitarme los lentes y la capucha y bueno... ya sabes, la avalancha –susurré a modo de justificación, pero yo sabía que la realidad era otra y reía por dentro a causa de mi excusa.

-Bien... haré como que te creo y que no eres un cobarde.

-¿De verdad me ofendes por no querer salir corriendo si me descubren? –mi tono la hizo carcajear hasta el cansancio.

-Está bien, está bien... –subiré sola.

-Y yo te grabaré –aseguré con el pulgar arriba y una sonrisa.

El buen recuerdo quedó plasmado en vídeo mientras ella gritaba con las manos arriba y yo me reía sin parar de ello, a la vez que sentía el retorcer de mi estómago imaginándome allí arriba dando vueltas.

Demons Behind My NeckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora