Capítulo 30 - My Darkest Hours

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-Aryeh-

Nunca creas que tocaste fondo, porque caerás más profundo.

Sabía que ella estaría rota en ese instante, al igual que yo lo estaba mientras abandonaba su departamento. Me subí al auto y las lágrimas salieron por minutos.
Cuando por fin recobré la compostura, me dirigí a casa, sin prisa y en silencio, con unas ganas terribles de perder la consciencia. Quería llamar a Natasha, pero reuní las fuerzas para no hacerlo, ella no merecía recibirme en ese estado y mucho menos entregarse a mí solo para poder sacar de mi cabeza a la mujer que llenaba mis sentimientos. Entré a casa tambaleando nublado por el dolor, me quité la camiseta que me había regalado y el jade que hacía juego con el suyo. Los amontoné frente a mí y los puse en la mesa de la sala, no tenía motivación de hacer nada más que estar allí en el sofá, bebiendo y fumando, perdido en la nada.

Había colapsado frente a ella, luego de haberse mostrado más resplandeciente que nunca, de haber sido tan valiente como para narrarme todas sus desgracias del tirón, con dolor sí, pero como una muestra de superación y de que realmente avanzaba y yo... pues era yo... renuente a levantarme y a favor de seguirme hundiendo, dejando con cobardía que esas manos negras arroparan mi cuerpo y me sumergieran en la oscuridad en mi recurrente visión antes de perder la consciencia debido al alcohol.

Comenzaba a dudar de esos tan profundos sentimientos que predicaba tener por ella cuando dejaba que esos mismos sentimientos se vieran sometidos por el peso de mis demonios y mis inseguridades, los cuales se encargaban de mermar mi confianza y desaparecer mis ganas de salir del fango, tan solo haciéndome tomar un poco de alcohol y fumándome un cigarrillo, suficiente para estrellarme de cabeza contra la lona...

Pasé tres días encerrado y supuestamente enfermo y en verdad lo estaba, enfermo de ser quien era y de no tener el valor de batallar.
Huí de Natasha con mi supuesta enfermedad estomacal y agradecí que estuvo ocupada esos días o me hubiese visto obligado a deshacerme de ese pandemónium a base de lujuria...
Al cuarto día por la la mañana, me aparecí en el estudio de sorpresa.
Llegué y al instante, mi mejor amigo notó mi desanimo, pero prefirió no preguntar, mis ojos le mostraban lo que tenían por dentro, él me conocía bastante bien.

Mi único interés fue producir por el resto de la semana, estaba tan golpeado que ni siquiera pensaba en ella, apenas y tenía interacciones con Alexander que no fuese producir, varias veces trató de sacarme información de qué me pasaba pues se mostraba preocupado, yo simplemente le quitaba importancia y me desviaba hacia alguna pista o rememorando algún arreglo. Salí un par de veces con Natasha y me mostraba desconectado por lo que mi excusa perfecta era que el estrés del álbum me estaba desbordando. No hubo sexo de consolación, me seguía resistiendo a ello a pesar de que ella me deseaba y yo... deseaba perderme en su cuerpo e intentar penetrar hasta sus sentimientos, pero sabía que sería inútil, solo había unos sentimientos a los que yo podía adentrarme sin esfuerzo y los únicos que anhelaba de verdad...

-¿Recuerdas la pista romántica que tenemos guardada? –pregunté mientras almorzábamos.

-Sí. ¿Qué pasa con ella? –preguntó de vuelta Alexander aun masticando su hamburguesa.

-Tengo la letra –aseguré viéndolo fijamente y él asombro detuvo su comida, tragando grueso de golpe. Aquellos días, se podía imaginar cualquier cosa en mi cabeza, menos una letra romántica.

-Let's go –señaló.

Me adentré en la cabina con una hoja blanca y un lápiz y empecé a hilar lo que brotaba por mi cabeza, armando arreglos y probando distintas vocalizaciones hasta que por fin, logré darle forma a su estructura.

Demons Behind My NeckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora