Capítulo 24 - Pequeños Gigantes Pasos

3 1 0
                                    

-Emma-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Emma-

No hay fuerza más inclemente que el tiempo y yo debía sobreponerme a él y aprovecharlo...

Tres semanas habían transcurrido desde nuestra separación.

La primera fue la más difícil de todas y en la que más me sentí al borde de la depresión, pero las palabras de mi madre y Erica fueron mi mayor estímulo para no detenerme.
Llamaba a mamá cada dos días sintiéndola lo más cerca de mí que podía. Escribir canciones ya había vuelto a ser mi mayor pasatiempo uno que me permitía reflejar mis sentimientos y a la vez drenarlos para seguir adelante...
Conté mis ahorros y evalué con el banco al que estoy afiliada la posibilidad de obtener un préstamo y así inyectarle ese dinero a la empresa de Karly a cambio de un porcentaje de la misma, pues notaba que ya hacían falta nuevos equipos y una nueva oficina. Empecé a encargarme de la publicidad de forma agresiva al buscar un par de diseñadores profesionales y el boom de la empresa no paraba al igual que mi cabeza, lo que provocó que las otras dos semanas pasaran tan rápido.

-Tenemos que sentarnos a negociar –comentó Karly entre risas mientras descansábamos luego de trotar, vivíamos relativamente cerca así que nos encontrábamos en un punto y salíamos a hacer el recorrido que ya se había vuelto habitual.

-Lo sé. Quiero entregar todo lo que pueda a compañía y que mejor manera que invirtiendo en ella –antes de dejarla hablar proseguí-: No te preocupes, no es como que voy a abandonar mis responsabilidades –confiaba demasiado en mí como para dejar las cosas así sin más.

-Eso sí me gustó escuchar –sonreí al igual que ella y comenzamos a observar el horizonte, pues el sol mañanero entre los árboles nos arropada con su belleza-. ¿Has hablado con Aryeh? –su pregunta hizo que algo dentro de mí se arrugara, pero me esforcé para no demostrarlo. Negué con la cabeza con el ceño fruncido mostrando desconcierto-. Curiosidad nada más –explicó.

-Karly... luego te contaré todo, pero ahora...

-Shh, no digas nada que no quieres decir, niña. Cuando te sientas bien para hacerlo, lo harás, sabes que tienes mi total confianza y espero que tú también la tengas en mí –asentí sonriendo conmovida por comprenderme-. Apenas va una vuelta, toca seguir.

-Eres muy exigente.

-¿Cómo crees que mantengo este cuerpazo con esta edad?

-Las dietas que haces también ayudan –agregué riendo.

Había empezado a ir al psicólogo miércoles y sábados. El principio fue complicado, en especial el tener que revivirlo todo y soltarlo por partes, pero un par de sesiones después, me había dado cuenta la ayuda que las terapias me estaban proporcionando. El simple hecho de que alguien extraño me escuchase sin juzgarme y me ayudara a reparar mis nexos con ese pasado para poder dejarlo ir, me permitía respirar.
La misma tranquilidad me impulsó a hacer actividades fuera del trabajo con algunos de mis compañeros de trabajo, permitiéndome compartir con gente que valía la pena y que antes no me daba el lujo de hacerlo por miedo a la traición. Aunque mantenía las distancias en mi lado más personal, era un avance que cada día se hacía más grande.

Demons Behind My NeckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora